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Un d�a dos monjes iban caminando por el campo. Iban camino a otro pueblo para ayudar a traer la cosecha. Mientras caminaban, espiaron a una mujer que estaba sentada en la orilla del r�o. Ella estaba enojada porque no hab�a un puente, y ella no pod�a cruzar al otro lado. El primer monje ofreci� amablemente, "Si quieres te podemos cargar hasta el otro lado del r�o" "Gracias" contest� ella, aceptando su ayuda. As� que los dos hombres juntaron sus manos, la levantaron entre los dos y la cargaron hasta el otro lado del r�o. Cuando llegaron al otro lado, la bajaron y ella sigui� su camino. Despu�s de que los monjes caminaron otro tramo, el segundo monje empez� a quejarse. "Mira mi ropa," dijo, "Esta toda sucia por haber cruzado a esa mujer por el r�o. Y mi espalda todav�a me duele por haberla cargado. Siento que se me esta acalambrando." El primer monje simplemente sonri� y asinti� con su cabeza. Un poco m�s adelante, el segundo monje se quej� otra vez, "Mi espalda me duele tanto, y todo es porque tuvimos que cargar a esa loca mujer para cruzar el r�o! No puedo seguir adelante por el dolor." El primer monje mir� a su compa�ero, que ya estaba tirado en el suelo quej�ndose y le dijo "�Te has preguntado porqu� yo no me estoy quejando?" "Tu espalda te duele porque todav�a est�s cargando a la mujer. Pero yo ya la baj� varios metros atr�s." As� es como somos muchos de nosotros cuando tratamos con nuestras familias. Somos como el segundo monje que no lo puede dejar ir. Queremos hacerles saber el dolor que todav�a sentimos por algo que ellos hicieron en el pasado. Cada vez que podemos se los tratamos de recordar. Dr. Anthony T. Evans, Guiando a tu familia en un mundo mal aconsejado.
El �ltimo d�a del a�o en un club de Londres, Symour Hicks le pidi� al dramaturgo brit�nico Frederick Lonsdale que se reconciliara con un viejo amigo. Los dos hab�an tenido una disputa en el pasado que nunca arreglaron. "Tu debes" Le dijo Hicks a Lonsdale. "Es de muy mal gusto ser poco amistoso en estas �pocas del a�o. Ve y des�ale un Feliz a�o nuevo" As� que Lonsdale cruz� el cuarto y le habl� a su enemigo. " Te deseo un Feliz a�o nuevo," dijo, "pero s�lo uno". Hoy en el mundo, Julio 5,1993
Armand M. Nicholi, M.D., Profesor de Psiquiatr�a en la escuela de medicina de Harvard, explica que Sigmund Freud muri� a la edad de 83, un hombre amargado y desilusionado. Tr�gicamente, este f�sico, una de los pensadores m�s influenciales de nuestro tiempo, ten�a muy poca compasi�n para la persona com�n. Freud escribi� en 1918, "He encontrado que es muy poco lo bueno que hay en un ser humano. En mi experiencia, la mayor�a de ellos son basura, no importa cual sea su creencia etica, o si no tiene creencia alguna." (Veritas Reconsidered, p. 36). Freud muri� sin amigos. Es muy bien sabido que el rompi� relaciones con cada uno de sus seguidores. El final fue amargo. Descubrimientos, Verano 1991, vol 2, No. 3, p.1 Negocio incompleto, Charles Sell, Multonomah, 1989, p. 121 ff
Un hombre en Spokane (Sr. Russell) hab�a hecho los preparativos para que el ministro de la Cuarta Iglesia Memorial oficiara su boda. El d�a lleg� y el ministro nunca lleg�. El ministro hab�a mandado una persona en su lugar. El hombre se enoj� demasiado y nunca olvid� el incidente. 30 a�os despu�s Carolina tuvo una venta de garage. Mi mam� estaba ah� ayudando. Un vecino vino y se present� a si mismo y dijo "Underhill, tienes alg�n parentezco con un ministro?" " Si, mi esposo es uno" " As�.. pues tengo varias cosas que decirte" Mam� dijo" Adelante, no creo que haya algo que no haya escuchado". " Hace 30 a�os este ministro se supon�a que nos iba a casar ." Y le cont� toda la historia. Mam� le pregunt� "�Hace cuanto fue eso?" "30 a�os" el respondi�. "Pues no puedo haber sido mi esposo. Tenemos viviendo aqu� 25 a�os" Por 30 a�os el Se�or Russell hab�a estado amargado hacia la persona incorrecta. John Underhill.
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