Perdón

 
 

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Prepotencia
Privilegio
Profec�a Falsa
Promesas
Protecci�n
Providencia
Pruebas
Purificaci�n

 

Lista de ilustraciones sobre el Perd�n:

  1. MILAGRO EN EL R�O KWAI

  2. LA HABILIDAD DE PERDONAR

  3. EL PEDIR PERD�N NO ES S�MBOLO DE DEBILIDAD

  4. UN PEQUE�O MO�O BLANCO

  5. �PERDONADO!

  6. EL ESP�RITU DE PERD�N

 

MILAGRO EN EL R�O KWAI

En la segunda guerra mundial, los soldados escoceses fueron forzados por sus captores japoneses trabajar en los rieles del ferrocarril en la selva.  Por el mal trato de los japoneses, el comportamiento de los soldados escoceses hab�a degenerado a un estado b�rbaro.  Pero una tarde algo pas�.  Se hab�a perdido una pala.

El soldado japon�s encargado se enfureci� y demand� que se produzca la pala o �l har�a quien sabe qu�.  Cuando nadie en el escuadr�n se movi�, el oficial sac� su pistola y amenaz� matar a todos en ese momento.  Fue obvio que el oficial estaba hablando en serio.

Fue cuando un hombre tom� un paso hacia el frente.  El oficial guard� su pistola, tom� una pala y golpe� al hombre hasta que falleci�.

Despu�s, los sobrevivientes escoceses tomaron al hombre muerto con s� mismos para hacer el segundo chequeo de las herramientas.  Esta vez encontraron que no se hab�a perdido la pala.  La verdad es que alguien no cont� bien la primera vez.

El asunto corri� por todo el campamento � un hombre inocente estaba de buena voluntad el sacrificar su vida por los dem�s.  Este incidente tuvo un efecto profundo en los escoceses.  Los soldados empezaron a tratar a los dem�s como si fueran hermanos.  Cuando los aliados victoriosos entraron, los sobrevivientes, esqueletos humanos, se pusieron en fila al frente de sus captores y, en vez de atacarles, insistieron, �No m�s odio.  No m�s matanza.  Lo que necesitamos ahora es el perd�n�. � Ernest Gordon, �Miracle on the River Kwai� (�Milagro en el R�o Kwai�)

 

LA HABILIDAD DE PERDONAR

Poco antes de su muerte en 1988, en un momento de franqueza sorprendente en la televisi�n, Marghanita Laski, una de las m�s conocidas humanistas seculares y novelistas dijo, �lo que envidio m�s de ustedes los Cristianos, es su habilidad de perdonar.  Yo no tengo a nadie que me perdone�.  John Stott, �The Contemporary Christian� (�El Cristiano Contempor�neo�).

 

EL PEDIR PERD�N NO ES S�MBOLO DE DEBILIDAD

Mi hermano Oscar y una chava llamada Gaby, eran s�per amigos, se llevaban s�per bien y se estimaban mucho. Llevaban una amistad bien padre, sin embargo surgi� un peque�o desacuerdo entre ellos y se enojaron. Oscar siempre ha sido muy orgulloso, yo lo conozco bien. A Gaby parec�a no importarle, pero de vez en cuando me preguntaba por �l, se dejaron de hablar por un largo tiempo. Yo le estuve diciendo por mucho tiempo a mi hermano que le pidiera perd�n, pero no me hizo caso, no me escuch�.

Pas� un mes, hasta que fui a hablar con Gaby, claro que ella tampoco quer�a pedirle perd�n a Oscar, pero la hice comprender que una amistad vale mucho, much�simo, y que no por una tonter�a iba a terminar. Estuve un tiempo platicando con Gaby, y me prometi� que al d�a siguiente la iba a ver en mi casa platicando con mi hermano. Me qued� s�per contenta, pues por fin, todo iba a marchar como antes. Al otro d�a Gaby no apareci� por la casa, y me sent� decepcionada.

Al d�a siguiente por la ma�ana cuando pap� le�a el peri�dico, le pregunt� a Oscar: "�T�, no eras amigo de una Gabriela Rocha? Oscar contesto: "era, �por qu�?" y cuando me acerqu� a ver el peri�dico... me enter� de que Gaby hab�a sido violada y asesinada a media cuadra de mi casa, el d�a que me hab�a prometido venir. Estoy segura de que ven�a a pedirle perd�n a Oscar. Mi hermano no tuvo palabras qu� decir aquel d�a, falt� a la escuela, estuvo todo el d�a encerrado en su cuarto, sin comer, sin hablar, sin dormir... Yo llor� como nunca en mi vida, creo que Oscar tambi�n, pero no dej� que nadie lo viera llorar. Por siempre lamentar� la muerte de Gaby, y yo por siempre voy a recordar esta horrible experiencia en mi vida.

El pedir perd�n no es s�mbolo de debilidad, y el saber perdonar es una caracter�stica de quien acepta al pr�jimo tal y como es. Hay que saber pedir perd�n, y m�s a�n, hay que saber perdonar. Gladys Dora

 

UN PEQUE�O MO�O BLANCO

Una familia, cuyos padres eran fieles en su servicio a Dios, criaron a sus hijos en el temor al Se�or y la obediencia a los preceptos b�blicos.  Tal como cada uno de nosotros actualmente debemos de hacerlo.

Sin embargo, el hijo mayor, de mas de 15 anos, un d�a fue a sus padres y les coment� que estaba  cansado de ir a la iglesia cada domingo y de reunirse con j�venes aburridos que no apreciaban la vida tal y como �l la ve�a.  Prefer�a reunirse con los j�venes de su escuela que se divert�an a lo grande en fiestas, reuniones y d�as de campo, etc., etc.  Es mas, quer�a ser como los dem�s j�venes "normales", que a su edad ya viv�an fuera del hogar y hac�an lo que deseaban sin dar cuenta a nadie.

En ese momento los padres sintieron una gran tristeza y desilusi�n, la cual creci� cuando su hijo, el mayor, su orgullo, se fue del hogar. Por un tiempo le siguieron el rastro, ya que a trav�s de amistades y conocidos sab�an sobre �l, pero lleg� el momento en que desapareci� y no se supo nada acerca de su paradero.

Despu�s de varios a�os de no saber sobre su hijo y con una gran tristeza acumulada, a pesar de tener a sus otros hijos con ellos (porque aunque tengas a tus dem�s hijos cerca, el que te falte uno te roba la felicidad y la paz de tu vida)  recibieron una carta. �Era de su hijo! Daban gracias a Dios porque estaba vivo. En ella, su hijo les menciona que actualmente est� bien, que incluso tiene ya una familia, con esposa e hijos, que ha
tenido muchos tropiezos, que ha comprendido la falta que le hicieron sus padres en su crecimiento y maduraci�n, y que ahora como padre que �l es, entiende lo mucho que debieron haber sufrido por su partida, y que le ha sido muy dif�cil enviar esta carta, porque no sabe si alg�n d�a le perdonaran el que los haya abandonado y el sufrimiento que les causo.

Les comenta que �l desea verlos y estrecharlos, mostrarles a su familia, pero les dice tambi�n que si no desean perdonarlo, �l los entiende y que bien merecido se lo tiene. Es oportuno mencionar, que de la casa de los padres, pod�an verse las v�as del tren, el cual pasaba cerca de ah�, por lo cual este hijo les escribe a sus padres que el y su familia pasaran en el tren y que al estar a bordo de el, les mostrara a sus hijos y esposa el hogar donde creci� y que no debi� nunca de abandonar.

Al final de la carta les menciona tambi�n que si acaso lo perdonaran, pusieran en el �rbol del frente de su casa un mo�o blanco y que al ver �l, desde el tren, �sta se�al, pudieran bajarse y atreverse a llegar a su casa para abrazar a "sus viejos" y hermanos.

Cual seria su sorpresa que al pasar no vio un peque�o mo�o blanco, sino una grande, muy grande, sabana blanca que cubr�a por completo el �rbol, la cual sus padres hab�an puesto para que supiera el tama�o de su perd�n y lo mucho que siempre lo han amado, ya que para ellos siempre ha estado perdonado, por la sencilla raz�n de que nunca ha dejado de ser su hijo.

Hermanos, a veces pensamos y actuamos como si Dios nunca nos perdonar� el haber desperdiciado tanto tiempo de nuestra vida, malgastando los talentos que �l nos ha dado, el poco inter�s que hemos mostrado en las cosas espirituales y en la santidad de nuestras vidas.  Creemos que ya es demasiado tarde para empezar de nuevo a relacionarnos con Dios de la manera como � quiere, como nuestro primer amor que debe ser, el n�mero uno.

Al igual que en esta ilustraci�n, es m�s, en mayor proporci�n por su infinito amor y misericordia, Dios nos espera para que hagamos aquellas cosas que �l prepar� de antemano para que anduvi�semos en ellas, para conformarnos a la imagen de su Hijo. No s� que pruebas dif�ciles hayas pasado en tu vida, pero Dios est� donde mismo, esper�ndote, para usar tu vida de tal manera que puedas decir que es realmente abundante, con sentido.  Ramiro de Jes�s Castro

�PERDONADO!

Un cierto rico escoc�s hab�a prestado en vida mucho dinero a varias personas.  Siendo que era muy considerado, trabaja con cari�o a sus deudores y cuando se daba cuenta de que era imposible que le pagaran, pon�a debajo de la cuenta su firma junto con las palabras: �Perdonado�.

Despu�s de su muerte, su esposa se dio cuenta que era mucho el dinero que amparaban las notas perdonadas y se dio a la tarea de cobrarlas.  Tuvo que principiar juicios legales hasta que el juez; al examinar uno de estos casos le pregunt�:

--Se�ora, �es esta la firma de su esposo?

--S� �contest� ella--, de eso no hay duda.

--Entonces �dijo el Juez�no hay nada que obligue a estas gentes a pagar cuando el mismo esposo de usted ha escrito la palabra �Perdonado�.

Si Cristo nos ha perdonado nuestros pecados, en vano se ufana el diablo por tra�rnoslos a la memoria.  �Ahora, pues, ninguna condenaci�n hay para los que est�n en Cristo Jes�s.

 

EL ESP�RITU DE PERD�N

Luis XII, rey de Francia, ten�a muchos enemigos antes de ascender al trono.  Cuando fue hecho rey mand� que se formara una lista de sus perseguidores y marc� en frente de cada nombre una gran cruz negra.  Cuando se supo esto huyeron sus enemigos porque creyeron que aquello era una se�al de que deseaba castigarlos; pero el rey sabiendo de sus temores, mand� que los llamaran asegur�ndoles el perd�n, y dijo que hab�a puesto una cruz junto a cada nombre para acordarse de la cruz de Cristo y esforzarse en seguir el ejemplo de Aquel que or� por sus asesinos exclamando: �Padre, perd�nalos, porque no saben lo que hacen�.  Dios pone la cruz en un lado y sobre los pecados de los creyentes arrepentidos  y los perdona.