Paciencia

 
 

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Profec�a Falsa
Promesas
Protecci�n
Providencia
Pruebas
Purificaci�n

 

Lista de Ilustraciones sobre los Paciencia

  1. La zorra a la que se le llen� su vientre

  2. ABRAHAM Y EL VIEJITO

  3. LA PACIENCIA QUE PUEDE CORRER  

  4. LAS COSAS PEQUE�A

  5. PACIENCIA

 

La zorra a la que se le llen� su vientre

Una zorra hambrienta encontr� en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores hab�an dejado escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los comi� todos.

Pero tanto comi� y se le agrand� tanto el vientre que no pudo salir. Empez� a gemir y a lamentarse del problema en que hab�a ca�do.

Por casualidad pas� por all� otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acerc� y le pregunt� que le ocurr�a. Cuando se enter� de lo acaecido, le dijo:

-- � Pues qu�date tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro podr�s salir f�cilmente sin problema!

Con paciencia se resuelven muchas dificultades.

F�bula de Esopo

 

ABRAHAM Y EL VIEJITO

De acuerdo a una historia hebrea tradicional, Abraham estaba sentado afuera de su tienda una noche cuando vio a un hombre viejo, cansado por su edad y jornada, caminando hacia �l.  Abraham se levant� y corri� para saludarle y le invit� a llegar a su tienda.  All� Abraham lav� los pies del viejo hombre y le dio comida y bebida.

El viejito inmediatamente empez� a comer sin orar o declarar una bendici�n alguna.  As� que Abraham le pregunt�, �No adora usted a Dios?�

El viajero viejo le respondi� diciendo, �Yo adoro solamente al fuego y no tengo reverencia hacia ning�n otro dios.�

Cuando Abraham escuch� esto se molest� bastante y agarr� al viejo por los hombros y lo ech� fuera de su tienda al aire fr�o.

Cuando el viejito hab�a partido del lugar, Dios llama a su amigo Abraham y le pregunta donde estaba el viejo extranjero.  Abraham replic�, �Yo le ech� fuera porque no te adoraba�.

Dios contesta, �He sufrido a este viejito por unos ochenta a�os a pesar de que me deshonra.  �No pudiste tu aguantarle una sola noche?�  - Thomas Lindberg

 

LA PACIENCIA QUE PUEDE CORRER

Hebreos 12:1 nos dice que debemos de correr �con paciencia la carrera que tenemos por delante�.  George Matheson escribi�, �Nosotros com�nmente asociamos la paciencia con el �acostarse o arrimarse�.  Lo tenemos como un �ngel que guarda el sof� de una persona inv�lida.  Pero hay una paciencia que es a�n m�s dif�cil � la paciencia que puede correr.  El descansar en tiempos de angustia, el ser quieto mientras que est�s bajo a golpe de la fortuna adversa implica una gran fuerza.  Pero yo conozco a algo que implica una fuerza mayor: es el poder continuar trabajando bajo la tensi�n; el tener una gran pesar sobre tu coraz�n y aun as�, seguir corriendo; el tener una angustia profunda en tu esp�ritu y, a la vez continuar cumpliendo con tus tareas diarias.  Esto es lo que es ser como Cristo.  La cosa m�s dif�cil para la mayor�a de nosotros hacer es ejercitar nuestra paciencia, no en la cama de los enfermos, sino en la calle.�  El esperar es cosa dura; es esperar con buen valor es aun m�s dif�cil. La paz que Jes�s nos ofrece no es la falta de problemas, sino la confianza de que �l siempre estar� contigo.

 

LAS COSAS PEQUE�AS

El gran artista Miguel Angel tard� mucho tiempo en dar los �ltimos toques a una de sus obras m�s famosas.

Cierto amigo que lo visitaba casi todos los d�as le preguntaba siempre:

--�Qu� has hecho hoy?

A lo cual el maestro contestaba:

--Hoy he perfeccionado ese detalle en la mano, he mejorado la sombra en aquella arruga, he arreglado la luz en aquella parte del vestido, etc�tera.

--Pero esas son bagatelas, dijo un d�a el visitante.

--Ciertamente, contest� Miguel Angel; pero la perfecci�n se hace de bagatelas; y la perfecci�n no es una bagatela.

La vida del cristiano est� hecha de peque�os detalles, las peque�as cosas de cada d�a.  No hay cosa tan peque�a que no merezca nuestra atenci�n.  Puede parecer una bagatela, pero no olvidemos que de esas bagatelas est� hecha la vida, y la vida no es una bagatela.

 

PACIENCIA

Como la gota que la pe�a horada,
Cayendo levemente noche y d�a,
As� consigue ver con alegr�a
La paciencia, su obra terminada.

Nadie le estorba ni arrebata nada,
Al perseguir su objeto con porf�a;
Prosigue su labor, y en Dios conf�a
Hasta llegar al fin de la jornada.

Con gotas de  agua form�ronse los mares,
Con menudas arenas, el desierto,
Con minutos, per�odos seculares.

Con la paciencia y derrotero cierto,
El peregrino llega a sus hogares
Y el navegante al suspirado puerto.