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LA
MUERTE DE SARAH WINCHESTER
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El esposo de Sarah Winchester hab�a adquirido una fortuna por haber manufacturado y vendido rifles.
Poco despu�s de la muerte de su esposo, a causa de la influenza en el a�o 1918, Sarah se fue a vivir en San Jos�, California. Por motivos del dolor a causa de la muerte de su esposo y su inter�s por mucho tiempo en el espiritismo, Sarah busc� la ayuda de un m�dium para tomar contacto con su fallecido esposo.
El m�dium la dijo, �Mientras sigues edificando tu casa, nunca enfrentar�s la muerte.� Sarah cre� al espiritista, as� que compr� una mansi�n no terminada de 17 cuartos y empez� a ampliarla.
El proyecto continu� hasta su muerte a los 85 a�os de edad. Cost� 5 millones de d�lares en un tiempo cuando los obreros ganaron 50 centavos al d�a. La mansi�n ten�a 150 cuartos, 13 ba�os, 2,000 puertas, 47 chimeneas y 10,000 ventanas. Y la se�ora Winchester dej� suficientes materiales para poder continuar edificando otros ochenta a�os.
Hoy en d�a la casa m�s que nada es una atracci�n tur�stica. Es un testimonio silencioso del temor a la muerte que atrapa en la esclavitud a millones de personas. Our Daily Bread (El Pan de Cada D�a), 2 de Abril, 1994
HA
LLEGADO EL AMANECER
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�La muerte no es el extinguir la luz de un Cristiano, sino el apagar la l�mpara porque ha llegado el amanecer�. An�nimo
EL OBITUARIO EQUIVOCADO |
Es posible vivir bajo el enga�o. Piensas que eres bueno, considerado y lleno de gracia cuando en realidad no eres. Piensas que estas edificando algo positivo en tus hijos cuando en realidad, si lo averiguas en unos veinte a�os, no lo hiciste. �Qu� si pudieras leer tu propio obituario? �C�mo la gente en verdad te vean? Lo que sigue es una historia aut�ntica de un hombre que lo hizo.
Una ma�ana en 1888, Alfred Nobel, inventor de dinamita, se levant� y leo su propio obituario que fue impreso como resultado de un peque�o error period�stico. La verdad es que fue el hermano de Alfred quien hab�a muerto y el reportero simplemente report� la muerte del hermano equivocado.
Bajo las circunstancias, cualquier hombre hubiera sido preocupado, pero para Alfred, el golpe m�s fuerte fue verse como el mundo lo vio. El �Rey de la Dinamita�, el gran industrialista que hab�a hecho su fortuna a trav�s de los explosivos. En cuanto al p�blico, esto fue el prop�sito entero de la vida de Alfred. Ninguno de sus intenciones verdaderos de tumbar las barreras que separaron los hombres e ideas para la paz fueron reconocidos o dados consideraciones serios. Simplemente fue presentado como el negociante de la muerte. Y para solo eso ser�a recordado.
Mientras que Alfred sigui� leyendo su obituario, el resolvi� hacer conocer al mundo sus verdaderos prop�sitos y entendimientos en cuanto a su vida. Eso se pudiera lograr a trav�s de la entrega total y final de su gran fortuna. Su �ltimo testamento � una dotaci�n de cinco premios anuales para las contribuciones �nicos en f�sica, qu�mica, medicina, literatura y la paz. (La sexta categor�a de econom�a fue a�adido despu�s). Estos premios ser�a la expreci�n de los ideales de su vida y la manera en que �ltimamente ser�a recordado. El resultado fue la premio m�s valioso entregado a los que hab�a hecho m�s para la causa de la paz mundial. Se llama hoy en d�a el �Premio de la Paz Nobel�.
�LTIMAS PALABRAS |
�Vivir en Cristo, vivir en Cristo, y la carne no necesitar�a temer la muerte. - John Knox
Hudson Taylor, el fundador de la �China Inland Mission�, en sus �ltimos meses de su vida habl� a un amigo las siguientes palabras: �Soy tan d�bil que no puedo leer mi Biblia. Tampoco puedo orar. La �nica cosa que puedo hacer es acostarme en los brazos de Dios como un peque�o ni�o y confiar�. - Our Daily Bread (Nuestro Pan de Cada D�a), 1 de Enero, 1994.
�LTIMO DESEO |
El general William Nelson del lado del norte en la Guerra Civil de los Estados Unidos, estaba consumido con las batallas en Kentucky cuando de repente fue fusilado mortalmente en su pecho en una pelea entre sus propios soldados en su propio campamento. Hab�a enfrentado muchas batallas, pero el golpe fatal vino mientras estaba relajando con sus propios soldados. La muerte le vino de la manera m�s inesperado y lo agarr� totalmente sin preparaci�n. Mientras que sus soldados subieron las escaleras corriendo para ayudarle, el general ten�a solamente una petici�n: �Manda y buscan un clero; quiero ser bautizado�. Nunca tuvo tiempo como adolescente o joven para ser bautizado. Nuca tuvo tiempo como privado ni tampoco despu�s de haber alcanzado ser general. Y su herida no detuvo y par� la guerra. Todo alrededor del general sigui� casi sin ning�n cambio alguno. Salvo las prioridades del general. Con solo minutos de vida en su cuerpo antes de que entrara en la eternidad, la �nica cosa que le preocupo era la preparaci�n para la eternidad. Quer�a ser bautizado. Treinta minutos despu�s muri�.- Christian Times (Los Tiempos Cristianos) , el 3 de Octubre, 1994, p. 26.
ENFERMEDADES
DEL ALMA: MORBUS SABBATICUS
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MORBUS
SABBATICUS es una enfermedad muy com�n en los miembros de la Iglesia y ataca
repentinamente el domingo por la ma�ana y los d�as que hay estudio b�blico
por la tarde, el hermano o hermana no siente ning�n s�ntoma, hace sus tareas,
cumple con su trabajo, va al mercado a hacer sus compras, va de visita o de
paseo, no importa si est� lloviendo, come bien, duerme bien, pero cerca de la
hora de ir a la Iglesia le ataca el virus, su �nimo decae, se siente mal, le
duele el cuerpo, cree que tiene fiebre y que necesita descansar y contin�a
hasta que el servicio ha terminado o un poco antes.
Cuando su familia regresa de la Iglesia ya le encuentran mejor. �Grande
Milagro!
Esto
se repite cada semana, el paciente puede hacer de todo durante toda la semana,
se siente en forma para hacer de todo, no siente ning�n malestar, su esp�ritu
se siente alegre, r�e, goza, disfruta de la vida, ve la televisi�n, lee el
peri�dico o alguna revista, nada hace presagiar que est� enfermo. Pero cuando
llega las 9.00 a.m. del Domingo o las 6.00 p.m. de los dem�s d�as, el virus
empieza a atacar y el ciclo de la enfermedad se repite.
Caracter�sticas
peculiares de esta enfermedad, son:
1.-
Solo ataca a los miembros de la Iglesia.
2.-
Nunca aparece en otros d�as de la semana.
3.-
Los s�ntomas pueden variar en cada caso, pero no quitan el apetito ni el sue�o.
4.-
Nunca permanece por m�s de unas horas en esos d�as.
5.-
Generalmente empieza a atacar al jefe de la familia o a la esposa y contagia a
toda la familia si no se cura a tiempo.
6.-
Ninguno llama a un m�dico para atender este caso.
7.-
Es grave y fatal para el alma, todas sus v�ctimas est�n en el infierno.
8.-
No hay remedio humano para este mal, lo �nico recomendado por Dios es un
sincero arrepentimiento, confesar los pecados y humillarnos ante Dios. Suplicar
su gracia.
9.-
El nuevo nacimiento y la sangre de Cristo es el ant�doto.
10.-
Es una plaga peligrosa y barre con miles cada a�o, llev�ndoles prematuramente
a la destrucci�n.
RECOMENDACIONES: Si alguno padece esta grave enfermedad, recurre inmediatamente a Jesucristo, �l y su sangre dentro de nosotros no permitir� que esta enfermedad nos ataque y nos destruya. ESCUCHA ESTA ADVERTENCIA DADA A TIEMPO.
NOTICIA
DE MUERTE
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La
Sra. Reuni�n de Oraci�n falleci� recientemente en la Primera Iglesia
Negligente, ubicada en la Av. del Mundo. Ella naci� hace muchos a�os atr�s en
medio de un gran avivamiento, ella fue una ni�a muy fuerte y saludable,
alimentada con la Palabra de Dios, con abundante testimonios y santidad, creci�
r�pidamente en prominencia y fue uno de los miembros m�s influyentes en la
famosa familia de iglesias de Cristo.
Algunos
a�os antes la hermana Reuni�n de Oraci�n fue menguando su salud gradualmente
hasta ser desahuciada por rigidez en las rodillas, enfriamiento del coraz�n,
inactividad, falta de prop�sito y fuerza de voluntad; por �ltimo ella termin�
s�lo siendo una sombra de su formaci�n feliz. Sus �ltimas y susurrantes
palabras fueron para preguntar por la ausencia extra�a de sus amados, ahora
ausentes de su presencia, ocupados en sus negocios y en los lugares de diversi�n
del mundo. Su hermano mayor el Sr. Reuni�n de Estudio B�blico muri� hace
muchos a�os tambi�n.
Algunos
expertos, incluyendo al Dr. Trabajo, el Dr. Reforma y Dra. Uni�n discrepaban en
las causas de su enfermedad fatal, administr�ndole grandes dosis de reuniones
sociales, competencias, deportes y entretenimiento, pero todo fue in�til. La
autopsia revel� que la deficiente alimentaci�n espiritual, la falta de fe,
sincera consagraci�n y la deserci�n de sus miembros, fueron la causa que
contribuyeron a su muerte.
S�lo unos pocos estuvieron en su funeral, sollozando en los recuerdos de su bello pasado y poder. Pla�ideras cuidadosamente escogidas fueron buscadas para llorar sus recuerdos, pero no aparecieron. No hubo flores, sus himnos favoritos "Maravillosa Gracia" y "Roca de la Eternidad" no fueron cantados; en vez de eso la Srta. Imaginaci�n Moderna interpret� "Bella Isla en Alg�n Lugar", pero nadie ten�a idea d�nde podr�a estar esa isla.
Su cuerpo descansa ahora en el cementerio de "Glorias Pasadas" esperando ser llamada arriba. En honor a su partida, las puertas de la Iglesia estar�n cerradas por mucho tiempo, salvo cuando la Sociedad de Damas de la Limonada Rosada programa alguna actividad para servir refrescos al equipo de f�tbol.
TIENES QUE ESTAR MUERTO |
Jes�s vino a levantar a los muertos. La �nica cualidad para recibir el regalo del evangelio es estar muerto. NO necesitas ser muy inteligente. No tienes que ser muy bueno. NO necesitas ser sabio. No necesitas ser maravilloso. No tienes que ser nada...simplemente tienes que estar muerto. Es todo. Robert Farar Capon
NO
HAY EXCEPCIONES
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Fui a una f�brica a examinar el registro de los muertos y encontr� que Elisabeth X muri� de este modo y de este otro. Tom� luego un volumen de la Historia de Inglaterra y encontr� que la Reina Elizabeth muri� as� y as�. Una misma palabra describ�a el fin de ambas Elizabeths, la pobre y la reina. El mendigo muri�; Guillermo el Conquistador muri�; el rey Uzz�as muri�. Qu� universalmente se aplica una misma palabra a todas las clases y condiciones de los hombres.
TUMBAS
FAMOSAS
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Son famosas las pir�mides egipcias porque contienen los cuerpos momificados de los antiguos potentados egipcios. La abad�a de Westminster, en la ciudad de Londres, Inglaterra, es renombrada porque en ella descansan los retos de los nombres y notabilidades inglesas. El Cementerio de Arlington en la ciudad de Washington, Distrito de Columbia, EE. UU. es reverenciado porque es el honroso lugar donde descansan los restos de muchos americanos prominentes. Entre la tumba de Cristo y estos lugares que se acaban de mencionar existe una diferencia tan grande como la que existe entre la noche y el d�a. Estos lugares son famosos y atraen visitantes de cerca y de lejos por lo que contienen; mientras que la tumba de Cristo es famosa por lo que NO CONTIENE.
MURIO
POR MI
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Jes�s
pag� mi deuda
Y libre puedo estar,
Salv�me en el Calvario
Muriendo en mi lugar.
CORO
Muri�
por m�,
Jes�s
pag� mi deuda,
Jes�s
pag� mi deuda,
MUERTE
DE LOS MARTIRES
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Murieron atormentados y sus tormentos fueron amargados por el insulto y el escarnio. Algunos fueron clavados en unas cruces; otros, cubiertos con las pieles de animales feroces y entregados a la furia de los perros; otros, untados con materias combustibles, fueron usados como antorchas para iluminar las tinieblas de la noche. Los jardines de Ner�n fueron destinados para este espect�culo que fue acompa�ado con una carrera de caballos y honrado con la presencia del emperador, quien se hab�a mezclado con el populacho con el vestido y la actitud de un humilde joyero.
PORQUE
UN ESTUDIANTE CHINO CREYO EN EL SE�OR JESUS
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El doctor Jonat�n Goforth, en su libro titulado �Por Mi Esp�ritu�, relata el conmovedor incidente que sigue: El a�o de 1900, en la ciudad china de Taiyunfu, fueron fusilados unos misioneros y sus hijos: cincuenta y nueve personas por todas. Un estudiante chino presenci� esa cruel ejecuci�n, y alg�n tiempo despu�s refiri� el acontecimiento al doctor Goforth, y le dijo a �ste que era sorprendente la paz y la tranquilidad que se manifestaban en los rostros de las v�ctimas: aun en el preciso momento de la muerte la sonrisa no hab�a huido de sus labios. El estudiante refiri� que una madre hablaba con ternura a su hijito, a quien llevaba asido de la mano; y cuando a ella le toc� su turno, se vio su cuerpo rodar por el suelo, y sin haber soltado la mano de su ni�o. Instantes despu�s, �ste ca�a sobre su moribunda madre. Ante este recuerdo, el estudiante pregunt� al doctor Goforth: ��Es extra�o, pues, que esa tranquilidad ante la muerte me haya llevado a creer en la Palabra de Dios?�.