Ministros

 
 

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Lista de ilustraciones sobre el Ministros:

  1. CARLOS G. FINNEY

  2. JUAN WESLEY

  3. REUBEN ARCHER TORREY

  4. DE PINTOR A MISIONERO

  5. LAS BIENAVENTURANZAS DEL PASTOR

  6. ALGUNOS �NO�

  7. PREDICADOR VANIDOSO

  8. LO QUE SO�O UN PREDICADOR, POR LO CUAL YA NO QUISO MORIR

  9. LOS MISIONEROS

  10. MINISTRO SIN EXITO: PORQUE PREDICO LA PUREZA

  11. HOMBRES BUENOS EN TIEMPOS MALOS

  12. NO ESTABA LLAMADO

  13. MI PREDICADOR

  14. �QUE ES UN MINISTRO?

  15. BECHER, SU SERMON, Y UN PREDICADOR JOVEN

  16. EL PREDICADOR FIEL

 

CARLOS G. FINNEY

Naci� Carlos G. Finney, en Warren, estado de Connecticut, Estado Unidos, en el a�o 1792.  Sus padres, poco religiosos, no influyeron ventajosamente en la vida espiritual de su hijo.  Estudi� para la abogac�a en una aldea de Nueva York, donde el Rdo. Jorge Gale se interes� en la conversaci�n del joven abogado de veintis�is a�os.  Cada lunes el ministro le hac�a una visita y sus conversaciones versaban sobre las cosas del Esp�ritu.  El se�or Finney se interes� en las cuestiones teol�gicas y no s�lo comenz� a asistir a los cultos dominicales sino tambi�n a los cultos de oraci�n social. El joven abogado empez� a hacer investigaciones en su Biblia y luego reconoci� que era inconverso.  Un domingo, en el oto�o de 1821, determin� hacer la paz con Dios; pero pasaron varios d�as antes de hacer su rendici�n incondicional.  Cuando Finney supo que sus pecados hab�an sido perdonados, se sinti� gozoso que tuvo que ir a las calles para dec�rselo a otros. Abandon� luego la abogac�a y se prepar� para el ministerio, recibiendo licencia de una iglesia presbiteriana para predicar en el a�o 1824.  Por unos diez a�os se dedic� a la obra de evangelista con �xito extraordinario.

El Rdo. Finney sirvi� como pastor de la Iglesia �Tabern�culo de Broadway�  (congregacional) de Nueva York, por dos a�os; y en 1837 acept� el pastorado de la Iglesia Congregacional de Oberlin, y fue catedr�tico de teolog�a de la Universidad de Oberlin hasta 1851 cuando le hicieron presidente de dicho plantel.  Dos veces visit� a Inglaterra para dirigir campa�as de evangelizaci�n.  Fund� la revista �The Oberlin Evangelist� en 1839 y la edit� hasta el a�o de 1863.  El alma del gran evangelista pas� a mejor mundo en 1875.

 

JUAN WESLEY

Juan Wesley, el Padre del Metodismo, naci� en 1703, fue uno de los quince hijos del Rdo. Samuel Wesley, quien era cl�rigo de la Iglesia Anglicana que no se apeg� estrictamente a las pr�cticas de esa secta. Juan entr� en el colegio de Christ Church, de la Universidad de Oxford en el a�o 1720. All� permaneci� hasta su ordenaci�n en 1725.  Durante los primeros a�os en la escuela, como �l mismo confiesa, no ten�a �la menor idea de santidad interior, y comet�a habitualmente el pecado y a�n frecuentemente el gusto�.  Mas Juan y Carlos, su hermano menor, con unos trece alumnos m�s, formaron entre s� una asociaci�n para el fomento de la piedad.  Los dem�s j�venes por escarnio les llamaban �el club de los santos�, y les dieron el apodo de �metodistas� con motivo de la regularidad con que cumplieron sus deberes religiosos.

  Juan Wesley acompa�� al General Oglethorpe a la Colonia de Georgia como misionero.  �Fui a Am�rica�, dice Wesley en su diario, �a convertir a los indios, mas �qui�n me convertir�a a mi?� Poco a poco, por el estudio concienzudo de las Escrituras, y por conversaciones con los moravos, no s�lo  en la Colonia sino despu�s con Zinzendorf mismo y otros caudillos del movimiento moravo, Wesley acept� la idea de la salvaci�n y la justificaci�n por la fe y la predic� con todo su coraz�n.

  En 1739, el a�o siguiente a su conversi�n, Wesley oy� al Rdo. Whitefield predicar al aire libre en Bristol, Inglaterra, e imit� su ejemplo con gran �xito.  Con motivo de los muchos conversos que le segu�an, se vio obligado a abrir la Capilla de la Fundaci�n en Londres.  A los cinco a�os Wesley ya contaba con 45 predicadores y 2,000 miembros celosos.  Predicaba de dos a cuatro veces diariamente, y viajaba a caballo unos 6,000 kil�metros al a�o predicando el evangelio.  Para el a�o de su muerte, ocurrida el a�o 1790, Juan Wesley era el director de 511 predicadores y 120,000 miembros.  Puede decirse de �l, que probablemente ning�n otro hombre en el siglo XVIII influy� tantas mentes y corazones en toda Inglaterra.

 

REUBEN ARCHER TORREY

  Reuben Archer Torrey naci� en Hoboken, Nueva Jersey, Estados Unidos de N.A., en el a�o de 1856.  Recibi� su preparaci�n para el ministerio de la Universidad de Yale, donde se le concedi� el t�tulo de bachiller en artes, en 1875, y el t�tulo de bachiller en divinidades, en 1878.  Al graduarse  en al universidad en 1878 el se�or Torrey fue ordenado al ministerio y fue misionero de las iglesias congregacionales por algunos a�os en Minneapolis, estado de Minnesota.  Los a�os 1882-83 el hermano Torrey los pas� en Alemania, estudiando en la Universidad de Leipzig y en Erlangen.

  De 1889  a 1908 el doctor Torrey fue superintendente del Instituto B�blico Moody en Chicago.  Durante este tiempo especialmente, el se�or Torrey dirigi� campa�as de evangelizaci�n en varias partes del mundo; sus sermones fueron usados poderosamente por el Se�or en Jap�n, China, Australia, Tasmania, Nueva Zelandia, India, Inglaterra y Escocia.  Cuando por medio de un int�rprete uno de sus sermones fue predicado en Jap�n, ochenta y siete japoneses profesaron p�blicamente su fe en Cristo como el �nico Salvador.  Volvi� el doctor Torrey a Inglaterra otra vez en el a�o de 1911 y dirigi� otra serie de campa�as de evangelizaci�n en la Gran Breta�a.

  El doctor Torrey escribi� un buen n�mero de libros, varios de los cuales se han vertido al castellano, como por ejemplo: C�mo Orar, Supuestos Errores de la Biblia, y La Persona y la Obra del Esp�ritu Santo.  Dos libros en ingl�s que han influido mucho sobre los alumnos en seminarios e institutos b�blicos son: C�mo Traer a los Hombres a Cristo, y C�mo Promover y Dirigir Campa�as de Evangelizaci�n.

 

DE PINTOR A MISIONERO

  Un joven artista pintor, cierto d�a, hizo un precioso cuadro en el que representaba a una mujer y a un ni�o perdidos en la noche, batallando con la tempestad.

  Cuando se hallaba d�ndoles los �ltimos toques su inspiraci�n se hab�a cambiado en una profunda emoci�n, porque, siendo cristiano, sus pensamientos eran: �Yo estoy pintando unas personas aqu� perdidas, para alcanzar yo la gloria terrenal� Mejor ser�a que fuese en pos de ellos para conducirlos a su �nico Salvador, al cual desconocen.�

  Dejando su estudio se ofreci� como misionero para ir al �frica, pensando en el espantoso estado de los pobres hijos del Continente atormentado por cien enemigos.

  Y aquel joven pintor se volvi� el abnegado Misionero Obispo Tucker, de Uganda, cuya historia es fuente de inspiraci�n de amor a los perdidos.

 

LAS BIENAVENTURANZAS DEL PASTOR

  Bienaventurado el pastor que no se deja llevar por los chismes de la semana hasta el grado de introducirlos en su serm�n el d�a domingo; porque �l tendr� un mensaje de Dios.

  Bienaventurado el pastor que no se ofende cuando alguien habla encomi�sticamente de su predecesor, y guarda su lengua de menguar las obras del pastor anterior: porque a todos impresionar� bien.

  Bienaventurado el pastor que no es muy dado a tratar a las personas del sexo opuesto: porque permanecer� muchos a�os en la obra del Se�or.

  Bienaventurado el pastor que tiene bien disciplinado su hogar, cuya esposa se porta con decoro, y se viste y habla con propiedad: porque recibir� bendiciones sin cuento.

  Bienaventurado el pastor que no culpa a todos los dem�s por sus errores y fracasos: porque ser� un gran director.

Bienaventurado el pastor que no se descuida a s� mismo, ni a su familia, ni el edificio en que predica: porque ser� respetado de todos.

  Bienaventurado el pastor que posee una visi�n; que, con los ojos bien abierto, echa mano a todas las oportunidades para impulsar el avance del reino de Dios:

  Bienaventurado el pastor que est� enteramente santificado: porque ser� feliz siempre.

 

ALGUNOS �NO�

  No hables entre dientes. Mastica el alimento, pero no la lengua.

No prediques largo. M�s vale que la gente se vaya con ganas de o�rte m�s, que de escucharte menos.

No prediques sermones viejos sin revisarlos antes. Los hombres grandes se ven r�diculos en ropas de adolescente.

No hagas muchos ademanes. La simplicidad es muy deseable en los lugares elevados, especialmente en el p�lpito.

No tengas un tono de voz mon�tono.  Las cuerdas vocales contienen muchas notas, usa todas las que puedas.

No hagas restallar el p�lpito con tus gritos.  Habla a los hombres en un volumen tan natural como el que usas cuando hablas con ellos.

No hagas oraciones largas. Recuerda siempre al visitante.

No mezcles la pol�tica con la predicaci�n.

No descuides la oraci�n privada.  Los mejores tubos de tu �rgano no pueden producir m�sica a menos que est�n llenos con el h�lito divino.

No rega�es a tu congregaci�n.  Dale duro a la gente s�lo cuando se interponga entre ti y el diablo.

No toques mucho en una sola cuerda. La variedad es agradable, y la Palabra de Dios contiene una gran cantidad de temas distintos.

No dejes caer la voz al terminar una frase. La tente necesita o�r tanto el final como el principio de tus pensamientos.

 

PREDICADOR VANIDOSO

  El serm�n fue una obra maestra.  Los comentarios de los feligreses confirmaron lo que yo ya sab�a: hab�a estado estupendo.  La �ltima persona en salir fue una dama de edad muy avanzada.

--�Le han dicho a usted alguna vez que es una maravilla?  --me pregunt� con suavidad.

En el �no� con que le contest� no hab�a el menor vestigio de convicci�n.

--Pues entonces �me dijo-- �de d�nde sac� usted la idea de que lo es?

 

LO QUE SO�O UN PREDICADOR, POR LO CUAL YA NO QUISO MORIR

  Un hombre so�� que repentinamente hab�a muerto y hab�a sido transportado al cielo.  Estando en aquel mundo glorioso pensaba que estaba en �l porque lo merec�a.  De pronto alguien vino a velo, lo llev� a las almenas, y comenz� el di�logo siguiente:

--Ven. Voy a mostrarte una cosa--:  Mira all� abajo. �Qu� ves?

--Veo un mundo muy obscuro.

--F�jate: a ver si lo conoces.

--Por supuesto; es el mundo de donde vine.

--�Qu� ves?.

--Que los hombres all� est�n vendados, y muchos se dirigen a un precipicio.

--Bien: �Te quedar�as aqu�, a gozar del cielo, o volver�s a la tierra con el objeto de dedicar un poco m�s de tiempo para hablarles a esos hombres acerca de este mundo?.

El hombre que tuvo este sue�o era un predicador que hab�a estado desalentado; y, al despertar, dijo: �Ya no quiero morir, sino trabajar�.

 

LOS MISIONEROS

  Procedentes del Norte llegaron
Los hermanos en noble misi�n,
Ya que un d�a su ser dedicaron
Al maestro de gran coraz�n.


De Jes�s el ejemplo siguiendo
Hoy est�n con presteza y valor;
Por el mundo en mensaje exponiendo
Marchar�n imitando su amor.

Adalides del Dios Soberano:
Sin cesar trabajad, combatid,
Que es deber del soldado cristiano
Mantenerse constante en la lid.

De la Biblia su santa doctrina
Predicad con ferviente oraci�n,
El Buen Dios vuestra senda ilumina
Y os dar� su especial bendici�n.

Ya los campos se muestran dorados
Y las mieses maduras tambi�n;
Los trabajos ser�n compensados
A los fieles que esperan y creen.

Un hermoso recuerdo tendremos
De constancia y feliz devoci�n,
Por vosotros con gozo oraremos
Y de Dios obtendr�is protecci�n.

Las iglesias querr�n recordaros
En la lucha tenaz contra el mal.
Y el Se�or ya sabr� confirmaros
Para el Reino Glorioso, Eternal.

Mensajeros del Cristo sublime,
Portadores de luz y verdad,
Exaltad al Se�or que redime,
Por el tiempo y la eternidad.

 

MINISTRO SIN EXITO: PORQUE PREDICO LA PUREZA

  Conoc� a un ministro que no tuvo buen �xito en una iglesia porque sus opositores procedieron de tal manera que �l tuvo que renunciar. Y no se trataba de un caso en que faltara una t�ctica sabia de parte del ministro; sino de una imp�a direcci�n de parte de un grupo de oficiales de la iglesia que deseaban determinar los procedimientos que la misma deb�a seguir.  En el alma de los componente de ese grupo no exist�an las cualidades de car�cter necesarias para apoyar una predicaci�n intr�pida, valiente y pura.  Pero este mal no abati� ni acobard� a ese joven ministro, pues era como Daniel: estaba decidido a ser sincero, puro, y leal a la verdad, ya fuera que Dios lo librara o no del peligro.  Tal valor es raro; y tales profetas son muy necesarios en la actualidad.  Quiera el Se�or levantar a muchos ministros que sean como ese joven y como el profeta Am�s.

 

HOMBRES BUENOS EN TIEMPOS MALOS

  De �stos ha habido muchos: El�as, Eliseo, Jerem�as, y muchos otros h�roes del Antiguo Testamento; Pedro, Pablo, Jacobo y otros del Nuevo Testamento.  En los tiempos malos, si nos sentimos impulsados por el Esp�ritu Santo a hablar, no debemos apagar el Esp�ritu: hablemos con valor, dejando a un lado los dictados de la falsamente llamada prudencia. El arrojo de Lutero, Calvino, Knox, Huss, Hubmeier y mucho otros, contribuy� al �xito de la Reforma.  El valor de hombres como Spurgeon y Parker en Inglaterra.  Finney, Moody y muchos otros en Estados Unidos; Cabrera en Espa�a, Li en China, Cova y Cabrera en Cuba, Te�filo Barocio y Pablo Rodr�guez y otros muchos en M�xico; y un sinn�mero m�s en todos los pa�ses, que no podemos nombrar aqu�, que �instaban a tiempo y fuera de tiempo�, constituyen la explicaci�n del �xito que ha alcanzado en estos tiempos el evangelio de Jes�s.  Seamos prudentes hasta donde sea posible; pero sigamos la direcci�n del Esp�ritu Santo, cueste lo que cueste, para la hora y gloria divina.

 

NO ESTABA LLAMADO

  En cierta ocasi�n colabor� en un servicio de ordenaci�n.  Al candidato se le hizo la siguiente pregunta: ��Ha sido usted llamado por Dios�? El interrogado se ruboriz�, tartamude�, mir� como si un oficial de tr�nsito le hubiera entregado una boleta por haber cometido una infracci�n, trag� saliva, y dijo: �dispense usted: �Qu� me dec�a?.  El interrogador escogido por la asamblea procur� ser bondadoso, y le pregunt�. ��Por qu� desea Usted entrar en el ministerio? A esto respondi� el candidato al ministerio: �Bien�, pues�, este�, es una posici�n respetable; y yo creo que puedo hacer algo bueno.� El interrogador le dirigi� una sonrisa para animarlo a que continuara; y prosigui� el candidato: �Mi pastor me asegura que uno tiene una vida protegida por Dios, muy agradable, de cultura, de asociaci�n con la mejor clase de gente y con los mejores libros.  Yo siempre he deseado una vida de incesantes variedades� con un suelo asegurado.

 

MI PREDICADOR

  A mi predicador le debo bastante de mi tiempo para ayudarlo en su trabajo dondequiera que �l me necesite. 

  Debo tener confianza en �l, de manera que �l pueda sentirse libre para servir a la iglesia sin estorbos, sin cr�ticas y sin buscarle los defectos.

  Debo  respetarlo como embajador que Dios ha enviado para ense�arme una manera de vivir mejor que la manera ego�sta y la existencia s�rdida que podr�a yo vivir si no tuviera yo su direcci�n.

  Debo orar para que Dios haga que el servicio de mi predicador sea una bendici�n para todos los que se ponen en relaci�n con �l.

 

�QUE ES UN MINISTRO?

  1. Un ministro del evangelio debe ser un hombre de gran sentido com�n.

  2. Debe tener una mente bien cultivada y una profunda experiencia.

  3. Uno que recibe su instrucci�n directamente de Dios, y que estudia detenidamente al hombre.

  4. Un hombre que ora mucho, lee mucho y estudia mucho.

  5. Un hombre que cree que Dios le dio su trabajo, y lo hace como si Dios estuviera vigil�ndolo, y da toda la gloria a Dios.

  6. Un hombre que permanece bajo la inspiraci�n del Todopoderoso y ha atesorado la Palabra de Dios Divina en su coraz�n para no pecar contra �l.

 

BECHER, SU SERMON, Y UN PREDICADOR JOVEN

  En los Estados Unidos un joven predic� un d�a un muy elocuente serm�n.  A la salida se le acerc� alguien de la concurrencia y le pregunt� cu�nto hab�a tardado en prepararlo.  �Varios d�as�, respondi� el predicador satisfecho.  �Pues a m�, contest� el visitante, �me llev� varios a�os�.  Y agreg�: �Yo soy Henry Ward Beecher�.

  Beecher, el gran predicador antiesclavista y pastor de Lincoln, hab�a tenido el privilegio de o�r predicar uno de sus sermones impresos.  Luego escribi� una carta al joven exhort�ndole con todo aprecio a dejar esa costumbre, y a�os m�s tarde aquel reconoc�a su deuda de gratitud al gran hombre de Dios.

 

EL PREDICADOR FIEL

  --�C�mo puede lograr tanto progreso en su iglesia?

--preguntaron a un famoso pastor de Boston.

He aqu� la respuesta:

--Porque yo predico dos veces a la iglesia cada domingo, y sus cuatrocientos miembros predican un serm�n en el mundo cada d�a.