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Lista de Ilustraciones sobre la Experiencia:
Un hombre imp�o se jactaba de que no hab�a nada que pudiese sujetar su voluntad a Dios y que le impidiera proceder como �l quisiera. Un domingo, mientras sus vecinos iban al culto, �l se qued� en casa trabajando, para demostrar as� que �l hac�a lo que quer�a. Pero durante su trabajo le ocurri� un accidente que le ocasion� la p�rdida total de un ojo y le da�� gravemente el otro. Durante el tiempo que tuvo que permanecer en casa para atenderse, reflexion� sobre su estado f�sico y reconoci� lo peligroso de �l. Por el peligro en que hab�a estado su cuerpo, comprendi� el peligro en que se hallaba su alma, si no se humillaba y arrepent�a de sus pecados delante del Se�or. As� lo hizo, y desde entonces pudo dar alabanza al Se�or por su gracia y misericordia, y por haberle hecho reconocer su impiedad por medio de aquel accidente.
Al o�r cierto hombre que hab�an sido descubiertos unos ricos dep�sitos de oro en una serran�a lejana, junt� sus pocas posesiones, consigui� un buen caballo y emprendi� un largo viaje por lugares desconocidos, en busca de fortuna. Despu�s de dos d�as de camino lleg� a un tramo donde ten�a que atravesar un desierto. Era una ma�ana hermosa, despejada y fresca, y emprendi� esta jornada con muy buen �nimo; pero al acercarse el medio d�a, el cielo se cubri� de nubes grises y a poco empezaron a caer ligeros copos de nieve; poco a poco empez� a caer m�s y m�s nieve y la tarde se iba oscureciendo r�pidamente. De repente el jinete hizo un descubrimiento terrible: �Su caballo se hab�a extraviado! Este acontecimiento lo hizo pensar en la muerte. �Encontrar�a alguno su cuerpo? �C�mo ser�a recibida la noticia de su muerte a sus familiares? Sus pensamientos no se detuvieron all�; trat� de penetrar el velo del m�s all�. Ante su vista se presentaba la eternidad: a un lado ve�a el cielo y al otro lado podr�a ver el infierno. El Hijo de Dios a quien toda su vida hab�a despreciado, era su juez. Por su mente pasaron todas sus acciones y se pregunt� a s� mismo cu�l ser�a el fallo del juez. �Ir�a al cielo? El bien sab�a que no era digno de tal cosa. Entonces, �a d�nde? Hab�a desechado la invitaci�n de misericordia que el Se�or Jes�s hace al pecador y por eso le aguardaba el infierno. No hab�a alternativa. Mientras as� pensaba dej� de nevar, pero se intensific� el fr�o. Sent�a ya el jinete el sue�o fatal que amenaza a los que est�n en peligro de morir helados. Entonces cay� de rodillas, y le pidi� Dios que le prolongara la vida para servirle, en ese momento se rindi� a Cristo y fue fiel por todos los d�as que Dios le concedi� despu�s de esa dura experiencia.
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