1. EL CHINO LEPROSO, PERO SABIO

2. EL ENFERMO

    

--�Se�or, te bendigo porque me permitiste ser un leproso!

La enfermera, extra�ada, le protest�:

--Pero�.�C�mo pod�is dar gracias a Dios por desgracia tal?.

--Porque por ella vine al hospital de la Misi�n y hall� a mi Salvador, y voy al cielo a vivir con el que tanto nos am�

Estando un obispo de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur a bordo del vapor "New Orleans" vio una noche a un hombre ir fugitivamente a cuarto, abrir y cerrar la puerta precipitadamente, pasando algo al interior pero sin entrar. Sospech� que era un caso de fiebre amarilla y despu�s de instar a los oficiales del buque se le inform� que se trataba de un sacerdote cat�lico que hab�a contra�do esa espantosa enfermedad.

Insisti� en que se le dejara entrar al cuarto y cuando abri� la puerta, el repugnante olor del cuarto lo detuvo por un momento. Al entrar encontr� a un hombre a punto de morir. Por veinticuatro horas no se le hab�a dado m�s que una taza de agua. �Pero cu�l fue la sorpresa del obispo al encontrar no a un sacerdote cat�lico, sino a un bien conocido ministro de su propia denominaci�n! Lo cuid� y fue el instrumento de Dios para que recobrara la salud. Arriesg� su vida para salvar la de un extranjero enfermo; pero inesperadamente salv� a un amigo. Alguna agradable sorpresa semejante espera a aquellos a quienes Jes�s dir� en su venida: "Enfermo y me visitasteis".