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La zorra y el cuervo grit�n |
Un cuervo rob� a unos pastores un pedazo de carne y se retir� a un �rbol.
Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empez� a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando adem�s que no hab�a encontrado a nadie mejor dotado que �l para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.
El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, solt� la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.
La zorra, sin perder tiempo, r�pidamente cogi� la carne y le dijo:
-- Amigo cuervo, si adem�s de vanidad tuvieras entendimiento, nada m�s te faltar�a realmente para ser el rey de las aves.
Cuando te adulen, es cuando con m�s raz�n debes cuidar de tus bienes.
F�bula de Esopo
CONTESTACI�N RAZONABLE |
En un almuerzo presidido por Mark Young, gobernador de Hong Kong, una dama de las m�s distinguidas se sinti� menospreciada al descubrir que estaba sentada al extremo de la mesa, en vez de estar cerca del anfitri�n.
Al terminar la comida, se acerc� a Mark y le dijo con sequedad: "Seg�n parece, no se cuida usted de d�nde se sientan sus invitados."
"Se�ora", replic� el gobernador, "a la gente realmente importante no le interesa el sitio donde se sienta; y sucede a veces que quienes se interesan por el sitio, no son importantes. De La Antorcha.
LA
TORTUGA Y EL �GUILA
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Cansada
la tortuga de arrastrarse siempre por el suelo, le rog� al �guila que la
levantase en el aire lo m�s posible. El �guila, para complacerla, la asi� entre sus garras y la
levant� hasta m�s arriba de las nubes. Entonces
la tortuga exclam�, henchida de vanidad:
--�Qu�
despreciables me parecen ahora todos los animales de la tierra! �Con cu�nta
envidia me han de mirar!.
Enojada
el �guila por aquella vanidosa presunci�n, solt� de entre sus garras a la
tortuga, que fue a dar contra unas pe�as y se hizo pedazos.
F�bula de Esopo