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El le�n y la liebre |
Sorprendi� un le�n a una liebre que dorm�a tranquilamente. Pero cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un ciervo. Dej� entonces a la liebre por perseguir al ciervo.
Despert� la liebre ante los ruidos de la persecuci�n, y no esperando m�s, emprendi� su hu�da.
Mientras tanto el le�n, que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado, regres� a tomar la liebre y se encontr� con que tambi�n hab�a buscado su camino a salvo.
Entonces se dijo el le�n:
-- Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en mis manos, la dej� para ir tras la esperanza de obtener una mayor.
Si tienes en tus manos un peque�o beneficio, cuando busques uno mayor, no abandones el peque�o que ya tienes, hasta tanto no tengas realmente en tus manos el mayor.
F�bula de Esopo
LA ANCIANA Y EL CIRUJANO |
Una anciana ciega pact� con un cirujano, que si la curaba de los ojos le dar�a una fuerte suma en recompensa. Empez� la cura con frecuencia de parte del doctor; pero aprovechando �ste la ceguera de la paciente se llevaba cada d�a alg�n objeto de los bienes de la enferma. Se cur� �sta al fin, y cuando el cirujano pidi� su paga, no s�lo se neg� la vieja a d�rsela, sino que le cit� ante los jueces. All� el doctor exhibi� las pruebas terminantes de su reclamaci�n; mas la ciega dijo con calma: Les juro, se�ores, que estoy m�s ciega que antes; pues desde que este hombre dice que me ha curado, no veo ninguno de los muebles y objetos que hab�a en mi casa.
Moraleja: La codicia deja siempre contra los perversos las pruebas de su delito.