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�TAMBI�N DICEN QUE EST� SORDO! |
Winston Churchill ejemplific�
integridad y respeto en la cara de la oposici�n.
Durante su �ltimo a�o de oficio, asisti� a una ceremonia oficial.
Varias filas atr�s de �l escuch� a dos caballeros murmurando. �Ese
es Winston Churchill. Dicen
que se est� poniendo senil. Dicen
que debe hacerse a un lado y dejar que hombres m�s din�micos y capaces dirijan
al pa�s.� Cuando la ceremonia
termin�, Churchill dio la vuelta y les dijo:
��Caballeros, tambi�n dicen que est� sordo!�
Barbara Hatcher, Discursos Vitales, Marzo 1, 1987
NOTICIAS DIARIAS |
Hace varios a�os las �Noticias de la
Iglesia Moody� contaba una historia chistosa acerca de una mujer en un peque�o
pueblo que era conocida por sus chismes. Un
d�a en sus vacaciones ella visit� a las oficinas del Diario de Chicago.
Ten�a puesta un vestido blanco e inadvertidamente se recarg� en la
pared en donde estaba colgada una copia reci�n impresa de la portada.
Era un d�a caluroso y h�medo, por lo tanto algo de la pintura se qued�
impregnada en su vestido.
Despu�s, mientras caminaba por la calle
para reunirse con su marido, se dio cuenta de que la gente que andaba detr�s de
ella estaban ri�ndose. Cuando lleg� a donde estaba su esposo, le pregunt� si hab�a
algo en su espalda que no deb�a estar all�.
Al dar la vuelta, �l ley� las letras grandes y negras impresas al rev�s:
sairaiD saicitoN. D�ndose cuenta
de lo apropiado que eran las palabras, dijo: �No, mi amor, no hay nada en tu espalda que no deba estar
all�.�
Nuestro Pan Diario, Junio 23, 1994
CONFESANDO SUS PECADOS |
Cuatro predicadores se reunieron para
tener compa�erismo. Durante la conversaci�n un predicador dijo:
�Nuestra gente viene a nosotros, abriendo sus corazones a nosotros,
confesando ciertos pecados y necesidades. Vamos
a hacer lo mismo. La confesi�n es
buena para el alma.� Todos
estuvieron de acuerdo. Uno confes�
que ten�a un problema con la bebida. El
segundo dijo que le encantaba fumar puros.
El tercero dijo que �l ten�a un problema con jugar cartas y apostar. Al llegar al cuarto, �l no quiso confesar nada.
Los otros le presionaron, diciendo:
�Vamos, nosotros confesamos nuestros secretos.
�Cu�l es tu vicio?� No
quer�a decir. Despu�s de mucha insistencia, finalmente admiti� su
problema: �A m� me gusta el
chisme.�
Christopher
News Notes, Junio, 1992
EL ATA�D DE ABRAHAM LINCOLN |
En 1887, el
ata�d de Abraham Lincoln fue abierto para determinar si conten�a su cuerpo.
Lo que hace este acto tan incre�ble, es el hecho de que el cuerpo de
Lincoln hab�a descansado en ese ata�d por 22 a�os.
A�n m�s tremendo fue que 14 a�os despu�s, un rumor circul� de nuevo
que el ata�d de Lincoln estaba realmente vac�o.
El furor de la tierra fue grande y la �nica forma de silenciar el chisme
fue excavar y abrir el ata�d � otra vez.
Esto se hizo y el rumor fue silenciado cuando unos cuantos testigos
vieron el cad�ver de Abraham Lincoln.
Hoy en la Palabra, Febrero, 1991, p. 27
PIENSA |
En una de las iglesias en la cual fui
pastor, llegu� a formar un grupo de compa�erismo para animarse mutuamente en
un tiempo de mucha tensi�n. Los miembros se inscribieron a una simple f�rmula que ten�an
que aplicar antes de hablar de alguien o de un tema controversial:
P--�es productivo?
I---�inspira?
E--�edifica?
N--�es necesario?
S--�es seguro?
A--�es amable?
Si lo que tengo que decir no pasa esa
prueba, �me quedar� con la boca cerrada!
��Y funcion�!!
Alan Redpath, Una Pasi�n por Predicar
PIERRE DE MARIVAUX |
"Algunas personas creer�n cualquier cosa si es murmurada".
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Chisme es el
microbio m�s mortal. No tiene ni
patas, ni alas. Est� enteramente
compuesto por cuentos y la mayor�a de ellos tienen aguijones que pican y arden.
Morris Mandel en �Bits & Pieces�, Junio, 1990, p. 22
WILL ROGERS |
"Vive de tal manera de que no te avergonzar�as de vender el loro de la familia al chismoso del pueblo".
�SI
NO LO DICES, NO LO PUEDEN REPETIR�
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El folkl�rico �Yiddish� ofrece una
historia acerca de chismosos. Hab�a un tal hombre que hab�a contado tantos cuentos
malvados acerca de un rabino local que, cargado de remordimiento, implor� que
le perdonara el rabino. �Y,
Rabino, dime c�mo puedo reparar el da�o.�
El rabino contest�: �Toma
dos almohadas, vete al z�calo y c�rtalas.
Luego, habi�ndolas abierto, sac�delas en el aire y despu�s regresa.� El chismoso se fue r�pidamente a su casa, agarr� a dos
almohadas y un cuchillo, se fue corriendo al z�calo, cort� a las almohadas,
las sacudi� en el aire y regres� apresuradamente a la habitaci�n del rabino.
�Hice exactamente como me dijiste, Rabino.�
�Bien,� dijo el rabino sonriendo.
�Ahora, para darte cuenta del gran da�o de los chismes, regresa al z�calo�� ��Y luego?� pregunt� el hombre.
�Recoge todas las plumas.�
De Hurra por �Yiddish�