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EL
VALOR DE UNA BUENA ILUSTRACI�N
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Una vez estuve dirigiendo cultos de avivamiento en el campo, en un lugar del Estado de Missouri, EE. UU. De A. Un domingo hubo una congregaci�n muy grande porque se hab�a anunciado que se servir�a una comida bajo los �rboles que hab�a alrededor del templo. Mucha gente vino trayendo su comida y hab�a muchas cosas que distra�an la atenci�n de toda la gente y no hac�an caso de la predicaci�n de aquella ma�ana. Me sent� chasqueado y resolv� retirarme de aquel lugar a un bosque que no estaba muy lejos del templo. Me fui sin comer nada. Por la tarde �bamos a tener otro culto, y durante una hora o dos me qued� orando. Cuando tuve que regresar para predicar pas� muy cerca de donde estaba un ganado, y vi un borrego que hab�a metido los cuernos entre las mallas del cercado de alambre y no pod�a libertarse. Me acerqu� para libertarlo: para el efecto tuve que agarrarlo por los cuernos, torcer su pescuezo y moverle la cabeza hacia un lado y hacia otro. El pobre animal estaba asustado, seguramente sufr�a algunos dolores, y hac�a por libertarse de m�; pues, naturalmente, no entend�a que yo era su libertador, su benefactor. Suspend� un poco mi trabajo porque ya estaba yo un poco cansado; pero principalmente por lo testarudo del animal. Reanud� mi tarea al fin logr� libertar al borrego. Me fui al templo pensando en esto, y me sent� impulsado a emplear en la predicaci�n este incidente. As� lo hice. Todo el mundo estuvo atento, y pude predicar de una manera eficaz que dio buen resultado. Emple� la par�bola del borrego, hice algunas aplicaciones, y estoy seguro de que hasta el d�a de hoy muchos recuerdan esa par�bola.
LA
TENTACI�N
SIGUE A LAS BENDICIONES
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Como un pirata acomete a un buque cargado de riquezas, as� Satan�s asalta a un alma que ha sido cargada de bendiciones espirituales, para rob�rselas. El diablo siente envidia cuando ve que un alma est� gozando de las bendiciones de Dios. El traje de colores de Jos� despert� la envidia de sus hermanos y �stos conspiraron contra �l.
LA
TRAMPA DE CONEJOS
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En
las heladas regiones de la Am�rica del Norte un indio hac�a un caminito por
entre la nieve, y adem�s hac�a otra cosa con unas ramas de abeto.
--�Qu�
est�s haciendo? �le pregunt� un amigo que acert� a pasar por ese lugar.
--Una
trampa para conejos �respondi� el indio.
--Pero,
�d�nde est� la trampa?
--Ah,
--respondi� el indio sonriente.
�La trampa no la pondr� sino hasta dentro de dos semanas.
Primero arreglo el caminito de modo que los conejos se acostumbren a �l.
Por ejemplo, hoy por la noche vendr�n y tendr�n temor de pasar por el
caminito; pero ma�ana se acercar�n m�s, y poco tiempo despu�s uno de ellos
lo cruzar�, despu�s caminar� por �l.
Pocas noches despu�s se familiarizar�n con el camino y lo usar�n
frecuentemente sin ning�n temor.
Entonces pondr� la trampa en medio, entre las ramas... despu�s comer�
conejo todos los d�as.