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�DEMASIADO TARDE! |
La pobre madre estaba moribunda. En todas direcciones hab�an salido telegramas llamando a sus hijos junto a su lecho. Buscando los m�s veloces medios, volaban ansiosamente estos j�venes, deseando y rogando que la vida de la querida enferma fuese prolongada hasta su llegada. "�Oh Se�or, que lleguemos a tiempo para dar una �ltima mirada, un �ltimo apret�n de manos, una �ltima caricia!"
Llegaron, en silencio se reunieron alrededor de su lecho. Miraban esas manos gastadas que tanto trabajaron por ellos, la frente surcada de arrugas a causa de la diaria tarea por los suyos, los ojos en los cuales nunca vieron m�s que cari�o y dulzura. No pudieron evitar la angustia de sus corazones, ni acallar un sollozo.
Inclin�ndose el mayor, bes� la cara de la anciana y le dijo: Madre querida, t� has sido tan buena con nosotros que queremos decirte cu�nto te amamos y agradecemos.
Los ojos casi cerrados ya, se abrieron y su rostro se ilumin�: Gracias, hijo, me conmueve saberlo, nunca me lo dijiste antes, fueron sus �ltimas palabras.
La moraleja de este triste relato es muy sencilla: si amas a tu madre, ve y d�celo hoy. No esperes hasta ma�ana, pudiera ser tarde.
Gu�a del Hogar.