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SALVO
PARA SERVIR A DIOS
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Un
ni�o de siete a�os de edad quer�a saber para qu� hab�a nacido, y se lo
pregunt� a su pap�. El pap� le dijo
que �l y su mam� hab�an orado pidiendo a Dios un ni�o.
El peque�o interrogador no qued� muy satisfecho e hizo otra pregunta:
��Eso es todo?� Entonces el padre explic� lo mejor que pudo a su
hijito que Dios tiene un prop�sito para cada persona y por lo mismo le
conserva la vida; y que tal vez Dios quer�a usarlo de alguna manera.
No mucho tiempo despu�s el ni�o trep� en un �rbol y accidentalmente
se cay� y qued� herido de gravedad.
Todas las personas que lo ve�an cre�an que no vivir�a; pero Dios hizo
el milagro de conservarle la vida.
Cuando el ni�o pudo pensar normalmente, dijo: --Pap�, t� me dijiste
que tal vez Dios quer�a usarme, �te acuerdas? El padre contest�: --S�,
hijito.
Y el ni�o agreg�: --Tal vez por esto Dios quiso que yo muriera en este
accidente.
--En seguida, con l�grimas en sus ojos, agreg�--: Espero poder hacer aquello para lo cual Dios me devolvi� la vida.
GUILLERMO
CAREY
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El
servicio es trabajo bautizado, ungido, y consagrado para altos fines.
Guillermo Carey, remendando zapatos en ese peque�o cuarto de Leicester, aunque jam�s fue h�bil obrero, con todo eso remend�ndolos lo mejor que pod�a, poni�ndoles buena piel y fuertes suelas y tacones, y cosi�ndolos bien consagrando su af�n al servicio del reino de Dios, era tan cabal en los negocios del Padre como lo fue el doctor Guillermo Carey, el distinguido erudito oriental cuando traduc�a la Biblia a los idiomas de la India, predicaba el evangelio y bautizaba a los convertidos en el Indostan�. Esa peque�a zapater�a con sus martillos y leznas y recortes de suela representaba un departamento de los negocios del Padre celestial.
�A
D�NDE DEBO ENTRAR?
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En
una de las grandes batallas de la Guerra Civil, en Estados Unidos de N.A. un
recluta que hab�a perdido su compa��a durante una gran confusi�n, se aproxim�
t�midamente al general Sheridan y le pregunt� que ha d�nde deb�a entrar. --�Entrar?
�rugi� el general con una voz de trueno tan terrible que aterriz� al ya
asustado recluta, m�s que todo el ca�oneo y el estruendo de los mosquetes--,
entra a dondequiera; se est� combatiendo en toda la l�nea.
Cualquiera vida resplandecer� de belleza, y se levantar� en grandeza si en todo servimos conscientemente al Se�or.
POLIC�A
PUESTO POR DIOS PARA SERVIRLE
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En
la ciudad de Birmingham, un polic�a se convirti� al cristianismo.
Pero cuando desempe�aba su trabajo presenciaba tales cuadros de pecado y
desgracia, que por un tiempo su esposa y �l pidieron a Dios que les abriera la
puerta de otro empleo.
Oraron, pero no se recibi� respuesta.
Por
fin, un d�a �l dijo a su esposa: �Me parece que hemos cometido un error:
Hemos implorado que se me conceda cambiar de empleo, pero empiezo a creer que
Dios me ha colocado como polic�a a prop�sito. Ahora voy a pedirle que me ayude
a servir donde estoy�.
As�
principi� su vida de magn�ficos servicios. Su influencia sobre los dem�s
polic�as creci� tanto que pronto lo nombraron director de detectives. Fue el
instrumento que Dios us� para convertir a varios criminales.
Dios le ha puesto a usted donde se encuentra ahora, porque sabe que all� es donde puede rendir el mejor servicio.
APRENDI�
BIEN DE SU BUENA MAESTRA
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Cuando
yo era capell�n del ej�rcito atend� a un soldado moribundo, al cual yo conoc�a,
y le pregunt� si quer�a enviar a su madre alg�n mensaje conmigo.
Me contest�: �S�. Por favor d�gale que muero con toda felicidad�.
Le pregunt� otra vez si quer�a algo m�s, y me dijo: �S�.
Escriba usted, por favor, a mi maestra de la escuela dominical y d�gale
que muero con toda felicidad.� Le pregunt� otra vez si quer�a algo m�s, y
me dijo: �S�.
Escriba usted, por favor, a mi maestra de la escuela dominical y d�gale
que muero como cristiano, fiel a Cristo; y que nunca olvid� las buenas ense�anzas
que ella me dio�.
Yo conoc�a a esa maestra; y le escrib�.
Pocas semanas despu�s me contest�:�...�Que Dios me perdone! �Que
Dios me perdone! Pues hace un mes renunci� a mi cargo de maestra de escuela
dominical, porque yo pensaba que mi trabajo con esos ni�os no serv�a ni val�a
para nada... e impulsada por mi cobarde coraz�n, y por falta de fe, abandon� a
mis alumnos... y ahora recibo la carta de usted en la que me dice que mi ense�anza
fue un medio para ganar un alma para Cristo...