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Lista de Ilustraciones sobre la Honradez:- BUEN AGRICULTOR, GOBERNANTE Y MILITARHONRADEZ SINCERAVENTAJA DE LA HONRADEZEL LUGAR DE REUNI�NEL ESP�RITU DE UNA MONEDITA DE 10c.
Hace varios a�os un amigo pastor se mud� a Houston, Texas. Algunas semanas despu�s de su llegada, tuvo la ocasi�n (oportunidad) de subirse al cami�n para ir desde su casa al centro de la ciudad, cuando se sent�, descubri� que el chofer le hab�a dado 10 c. de m�s Mientras pensaba en que hacer, alternadamente aparecieron peque�as figuras ang�licas sentadas en sus hombros y dici�ndole qu� hacer. Uno dec�a, "m�s vale que le regreses los 10c, ser�a malo quedarte con �l". En el otro hombro una voz que dec�a, "Olv�dalo, s�lo son 10c, �Qui�n se va a preocupar por una cantidad tan peque�a, adem�s, la compa��a de camiones recibe mucho dinero de todos modos. Con los millones de cada d�a no les har� falta. Ac�ptalo como un regalo de Dios, qu�date con �l y no digas nada. Cuando lleg� a la parada, se par� moment�neamente en frente de la puerta, y, d�ndole la moneda al chofer dijo, "Ten, me diste cambio de mas" El chofer contest�, "�No es Usted el nuevo pastor que acaba de llegar a la ciudad?, he estado pensando �ltimamente en ir a alguna iglesia, solo quer�a ver qu� har�a Usted si le daba 10c de m�s" Cuando mi amigo se bajo del cami�n literalmente se agarro del poste mas cercano y sosteni�ndose dijo, "Ay, Dios, ya mero vend�a a tu hijo por una moneda de 10c".
Puede decirse que esto era Lucio Quincio Cincinato, quien vivi� por los a�os 519 a 439 a. de J.C. y era un rico patricio. Por un delito que cometi� su hijo Caeso, tuvo que pagar una multa y qued� en la ruina. Entonces se dedic� a la agricultura: trabajo que fue su principal ocupaci�n en el resto de su vida. En Roma se ten�a un problema legislativo: se discut�a la ley Terentilia Arsa, sostenida por los tribunos; y los patricios hicieron que a Cincinato se le nombrara c�nsul. El c�nsul romano era un magistrado que durante un a�o sobrellevaba las responsabilidades que le impon�a la primera magistratura de la rep�blica, y disfrutaba de los derechos que eran propios de ese puesto. Dos c�nsules actuaban al mismo tiempo durante el mismo a�o. Cincinato estaba trabajando en sus campos que ten�a cerca del T�ber cuando unos lictores le notificaron el nombramiento, el cual acept� aunque sinti� tener que abandonar sus trabajos agr�colas. En el a�o de su consulado restableci� la tranquilidad entre los tribunos y los plebeyos. Al terminar el a�o volvi� a sus actividades del campo, aunque el Senado quer�a que continuara como c�nsul, lo cual Cincinato no acept�. Cuando los volscos, los ecuos y los aqueos intentaron apoderarse de Roma, el Senado nombr� dictador a Cincinato, le concedi� poderes absolutos, y fue a notificarle tal designaci�n: lo encontraron cuando estaba con la mano en el arado cultivando sus tierras. Acept� el nombramiento, fue a Roma y el pueblo lo recibi� con j�bilo. Despu�s se puso al frente de las legiones romanas, dirigi� los combates, y derrot�, uno por uno, a todos los enemigos de su patria. Regres� a Roma victorioso, con un rico bot�n, habiendo asegurado para ella la paz internacional, a lo menos por lo pronto; y renunci� al poder que se le hab�a otorgado. El Senado y los c�nsules quisieron nombrarlo dictador por segunda vez, aunque ya ten�a ochenta a�os de edad; pero �l no cedi� a sus instancias, y regres� a su finca para seguir cultivando la tierra y vivir como un simple ciudadano. En todos los cargos que desempe�� Cincinato, demostr� que era un hombre de vida recta, honrado, �ntegro, h�bil como estratega militar y legislador, y poseedor de un patriotismo intenso y puro.
Se narra que hace a�os, cuando la esclavitud exist�a en los Estados Unidos, en un mercado de esclavos, un joven negro estaba en venta. Un se�or ben�volo se acerc� a �l y el pregunt�: "Si yo te compro, �te portar�s con honradez? El muchacho repuso sinceramente: "Ser� honrado, me compre usted o no".
Un mendigo pidi� una limosna al doctor Smollet, y �ste le dio por equivocaci�n una moneda que ten�a el valor de veintis�is pesetas. El pobre pens� que el doctor le hab�a dado eso por equivocaci�n y lo sigui� para devolverle la moneda. Luego el doctor Smollet se la devolvi�, con otra como premio por su honradez, dici�ndole: "�En qu� vivienda habita la honradez!".
Cierto d�a salieron a pasear juntas por un lugar, donde se celebraba una hermosa fiesta, la Ciencia, la Fortuna, la Resignaci�n, la Honradez. En el camino dijo la Ciencia: Amigas, como puede darse el caso de que nos perdamos unas de otras en la fiesta, es bueno convenir el lugar donde podamos encontrarnos de nuevo: a m� pod�is encontrarme en la Biblioteca de aquel sabio m�dico, el doctor X que, como sab�is, es uno de mis viejos y mejores amigos. La Fortuna dijo: --Yo me ir� a esperarlas en el lujoso palacio de aquel poderoso millonario a quien, como sab�is, siempre acompa�o. La Resignaci�n dijo a su vez: --A m� me encontrar�is en la pobre y triste choza de aquel viejecito a quien con tanta frecuencia veo, y quien, sin exhalar jam�s una queja, ha vivido tantos a�os sufriendo los horrores de su negra suerte. Como notasen las compa�eras que la Honradez se manten�a callada, le preguntaron: --A ti, amiga, �donde te encontraremos? La Honradez, bajando tristemente la frente, respondi�: --A m�, quien una vez me pierde, dif�cilmente me vuelve a encontrar.
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