A B C D E F G H I J L M N O P Q R S T U V
Hebreo Bíblico
Efod
<epoÆd (d/pae),
«efod». El vocablo, que aparece en asirio y (tal vez) ugarítico, aparece 49
veces en el hebreo bíblico, 31 en las prescripciones legales en Éxodo-Levítico y
una sola vez en la poesía bíblica (Os 3.4).
El término se refiere a una vestimenta externa ajustada que
se relaciona con el culto. Era una especie de chaleco largo que por lo general
llegaba hasta las caderas. El «efod» del sumo sacerdote se sujetaba con una faja
hermosamente bordada (Éx 28.27–28); tenía hombreras montadas con piedras de
ónice en las que se grabaron los nombres de las doce tribus de Israel. Sobre el
pecho del sumo sacerdote estaba el pectoral, también con doce piedras grabadas
con los nombres de las tribus. Estaba atado al efod con anillos. Además, ligados
al pectoral estaban el Urim y el Tumim.
Tal parece que el «efod» y sus accesorios se destacaban
ampliamente en el santuario. David lo consultó para averiguar si el pueblo de
Keila le entregaría a Saúl (1 S 23.9–12); sin lugar a duda, el Urim y el Tumim
se usaron. La primera vez que el término aparece se refiere al «efod» del sumo
sacerdote: «Piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral» (Éx
25.7). Tanto se veneraba este «efod» que a veces se hacían réplicas de él y se
adoraban (Jue 8.27; 17.1–5). Los sacerdotes de menor grado (1 S 2.28) y
aprendices vestían unos menos trabajados, de lino, cuando se presentaban delante
del altar.
<Appudah significa «efod»;
cobertor». Es la modalidad femenina de <epoÆd (o <efod). El vocablo aparece 3 veces,
comenzando con Éx 28.8: «Y el cinto hábilmente tejido que estará sobre él, será
de … azul, púrpura y escarlata y de lino fino torcido» (lba).
Elevar, Exaltar
Verbo
ruÆm (µWr),
«elevar, exaltar». Esta raíz se encuentra también en ugarítico (con los
radicales r-m), fenicio, arameo (incluyendo
en la Biblia, 4 veces), arábigo y etiópico. En el arameo extrabíblico se escribe r<m. La palabra se halla en todos los
períodos del hebreo de la Biblia unas 190 veces. Tiene un parentesco cercano con
la raíz rmm, «levantarse, apartarse»,
que únicamente aparece 4 veces.
Básicamente, ruÆm representa «estar en un plano más alto» o bien un «desplazamiento hacia arriba».
La primera de estas acepciones se encuentra la primera vez en que el término
aparece en la Biblia: «El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Las aguas
crecieron y levantaron el arca, y se elevó sobre la tierra» (Gn 7.17 rva).
Cuando se trata de seres humanos, el verbo puede referirse a «su estatura física»;
por ejemplo, los espías enviados a Canaán informaron que «este pueblo es más
grande y más alto que nosotros. Las ciudades son grandes y fortificadas hasta el
cielo» (Dt 1.28 rva).
El segundo énfasis expresa el enaltecimiento (o
autoexaltación) de alguna persona u objeto: «Cercando andan los malos, cuando la
vileza es exaltada entre los hijos de los hombres» (Sal 12.8 rvr). El salmista
reconoce que Dios le «pondrá en alto sobre una roca», fuera de todo peligro (Sal
27.5). Un viento tempestuoso (Sal 107.25) «eleva» las olas del mar. RuÆm se usa también en cuanto a
construir un edificio. Esdras confiesa que Dios renovó al pueblo de Israel, «dándonos
ánimo para levantar la casa de nuestro Dios y para restaurar sus ruinas, y
dándonos una muralla en Judá y en Jerusalén» (Esd 9.9 lba; cf. Gn 31.45). En Ez
31.4, el término se usa en el sentido de «hacer crecer a una planta»: «Las aguas
lo hicieron crecer y las corrientes profundas lo encumbraron» (lba). Puesto que
en Dt 1.28 gadal («más grande») y ruÆm («más alto») se usan en estrecha
relación, se podría traducir Ez 31.4 de la siguiente manera: «Las aguas causaron
que [el cedro del Líbano] se hiciera más grande y las corrientes profundas que
creciera más alto». Muy cercano a este matiz está el uso de ruÆm para referirse al proceso de criar
a un hijo. Dios dice mediante Isaías: «Crié [gadal]
hijos y los engrandecí [ruÆm], pero
ellos se rebelaron contra mí» (Is 1.2 rva).
RuÆm a veces quiere
decir «levantar y quitar», como en Is 57.14: «¡Allanad, allanad [«construid,
construid» lba] la calzada! ¡Preparad el camino! ¡Quitad los obstáculos del
camino de mi pueblo!» (rva). En el contexto de las ofrendas, el vocablo
significa «tomar una porción» (Lv 2.9). A veces se habla de «alzar» o «elevar»
toda la ofrenda a Dios (Nm 15.19 rva; cf. lba).
Más allá de las acepciones básicas, ruÆm se usa tanto negativa como positivamente. En sentido positivo,
la palabra puede significar «elevar a una posición de honor». Dice Dios: «He
aquí que mi siervo triunfará. Será engrandecido y exaltado, y será muy
enaltecido» (Is 52.13). Encontramos esta misma connotación en 1 S 2.7, cuando
Ana testifica que «Jehová empobrece, y Él enriquece; abate y enaltece». En
sentido negativo, ruÆm indica «altivez»:
«Salvas al pueblo humilde; pero tus ojos humillan a los altivos» (2 S 22.28 rva).
RuÆm se usa junto a
otros términos en sentidos idiomáticos. Por ejemplo, «elevar» la voz es «gritar».
La mujer de Potifar informó que cuando José la atacó, «alzó» su voz y gritó («vociferó»).
Los dos términos, (ruÆm y «voz») se usan
juntos con el sentido de «a viva voz» o «en alta voz» (Dt 12.14).
Elevar la mano es un símbolo de poder y fuerza y significa
ser «poderoso» o «triunfante»: «Si no temiera la saña del enemigo, y que sus
adversarios entiendan mal. No sea que ellos digan: Nuestra mano enaltecida hizo
todo esto, y no Jehová» (Dt 32.27). Elevar la mano en contra de alguien es señal
de rebelión: «Jeroboam … alzó su mano contra el rey» (1 R 11.26 rv).
Ensalzar el cuerno de uno sugiere la imagen de un toro
salvaje en todo su vigor. Simboliza «triunfar» sobre el enemigo: «Mi corazón se
regocija en Jehová, mi cuerno es ensalzado en Jehová» (1 S 2.1 rv). Además, los
cuernos simbolizan el centro del poder de una persona. Así, cuando se «ensalza»
el cuerno de alguien, también se «ensalza» su fuerza: «Jehová juzgará los
términos de la tierra, y dará fortaleza a su Rey, y ensalzará el cuerno [«poder»
rva] de su Mesías» (1 S 2.10 rv).
Levantar la cabeza puede ser un gesto público de «triunfo y
supremacía», como en Sal 110.7 donde se dice que después de destruir a todos sus
enemigos el Señor «levantará cabeza». A veces este matiz se usa transitivamente,
o sea, «levantar» la cabeza de otro. Algunos estudiosos sugieren que en estos
casos el verbo expresa la acción de un juez que pronuncia inocente a un acusado
levantándole la cabeza. Esta frase también adquirió el significado de «destacar»,
«honrar» o «fortalecer»: «Pero tú, oh Jehová, eres escudo alrededor de mí; eres
mi gloria y el que levanta mi cabeza» (Sal 3.3).
Levantar o alzar los ojos o el corazón denota «orgullo» y «arrogancia»:
«Y se eleve luego tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de
tierra de Egipto, de casa de siervos» (Dt 8.14 rv; «enorgullecer» rvr, lba; «enaltecer»
rva; «ensoberbecer» rv-95).
Nombre
ruÆm (µWr),
«altura, altivez». Este vocablo aparece 6 veces. En Pr 25.3 significa «altura» y
en Is 2.11 «altivez».
maroÆm (µ/rm'),
«plano más alto; altura; alta posición social». MaroÆm se encuentra unas 54 veces en el hebreo bíblico. También se ha
comprobado en ugarítico y en antiguo sudarábigo. La primera vez que se usa (Jue
5.18) alude a «una superficie más elevada». En Job 16.19 y 33.5 el término tiene
la acepción de «altura» refiriéndose a la morada de Dios. Job 5.11 usa el
vocablo con la connotación de una «alta posición social». MaroÆm puede también significar «exaltarse
a sí mismo» (2 R 19.22; Sal 73.8).
Engrandecer, Enaltecer, Magnificar
Verbo
gadal (ld'G:),
«hacerse fuerte, crecer, ser grande o rico, engrandecer, enaltecer (demostrar
grandeza), magnificar, ser poderoso, importante o valioso». Este verbo aparece
en otras lenguas solo en ugarítico y arábigo; no se encuentra ni en arameo
bíblico ni en hebreo posbíblico. En otras lenguas semíticas el significado del
vocablo generalmente se representa con raíces que tienen los radicales rbh; esta raíz también se encuentra en
hebreo bíblico como sinónimo de gadal.
Sin embargo, los dos sinónimos difieren en que gadal no alude a un crecimiento numérico (con la posible excepción de
Gn 48.19). Se han comprobado en la Biblia 120 casos de gadal en todos los períodos.
El verbo puede significar aumento de tamaño y edad como parte
del proceso de maduración de la vida humana: «El niño creció y fue destetado» (Gn
21.8 rva). El vocablo también tiene que ver con el «crecimiento» de animales (2
S 12.3) y de plantas (Is 44.14), así como de los cuernos de animales (Dn 8.9) y
de otros objetos vivientes. En su modo intensivo, gadal indica participación en el proceso de crecimiento: «Crié hijos»
(Is 1.2). La misma modalidad puede sugerir consentimiento para determinada
acción: «Dejará crecer libremente el cabello de su cabeza» (Nm 6.5).
Una acepción de gadal es posición de ser «grande o rico». El siervo de Abraham le dijo: «Jehovah ha
bendecido mucho a mi señor, y él se ha enriquecido» (Gn 24.35 rva); en este caso,
el vocablo alude a la conclusión de un proceso. En la modalidad intensiva el
verbo presenta un hecho, como cuando dice Dios: «Yo haré de ti una gran nación.
Te bendeciré y engrandeceré tu nombre» (Gn 12.2: primera mención del verbo en la
Biblia).
El término se usa a veces con el significado de «ser grande,
engrandecer, enaltecer»: «Ahora pues, sea engrandecido el poder del Señor, de
acuerdo con lo que has hablado» (Nm 14.17). Moisés ora para que Dios demuestre
que es en verdad grande, tal como lo ha dicho, y que lo haga sin destruir a su
pueblo. De otra manera, cualquier espectador se sentiría obligado a concluir que
Dios era incapaz de cumplir con lo que prometió. Lo contrario, conducir a Israel
a Palestina, demostrará la grandeza de Dios delante de las naciones. El mismo
sentido se halla en 2 S 7.22, con el matiz añadido de «magnificar» («alabar por
ser grande»): «Por tanto, tú eres grande, oh Jehová Dios; porque no hay nadie
como tú, ni hay Dios aparte de ti, conforme a todo lo que hemos oído con
nuestros oídos».
Otro énfasis de gadal es «ser grande, poderoso, importante o valioso». Este matiz se aplica en
particular a reyes. Faraón dice a José: «Tú estarás sobre mi casa, y por tu
palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor [más
poderoso, con mayor honra] que tú» (Gn 41.40; «te precederé» nbe). El Mesías «se
levantará y los apacentará con el poder de Jehovah, con la grandeza del nombre
de Jehovah su Dios, y se establecerán, porque entonces será engrandecido hasta
los fines de la tierra» (Miq 5.4 rva). Él será poderoso hasta los fines de la
tierra. El matiz «ser valioso» aparece en 1 S 26.24, donde David dice a Saúl: «Y
he aquí, como tu vida ha sido valiosa ante mis ojos en este día, así sea valiosa
mi vida ante los ojos de Jehovah, y Él me libre de toda aflicción» (rva). La
segunda vez que se usa gadal en esta
declaración es en su forma intensiva, por lo que la frase se podría traducir con
mayor precisión: «Para que mi vida sea altamente valorada».
En el modo reflexivo gadal puede significar «engrandecerse». Dios dice: «Mostraré mi grandeza y mi santidad.
Así me daré a conocer ante los ojos de muchas naciones» (Ez 38.23 rva). El
contexto muestra que Él traerá juicio; de esta manera se «engrandece», o sea,
demuestra que es grande y poderoso. Por otro lado, una declaración falsa de
grandeza y poder es un alarde sin contenido. Así gadal puede significar «jactarse, vanagloriarse»: «¿Se gloriará el
hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que la
mueve?» (Is 10.15). En modo causativo el verbo puede significar «darse aires de
grandeza»: «Pero si vosotros os engrandecéis contra mí, y contra mí alegáis mi
oprobio» (Job 19.5). En Job encontramos también otro matiz que sugiere una
estimación de grandeza cuando gadal está
en modo intensivo: «¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, y para que
pongas sobre él tu corazón?» (7.17; cf. Sal 8.4). Si el ser humano es tan
insignificante, ¿por qué le considera Dios tan importante?
Nombre
geduÆllah (hL;WdGÒ), «grandeza; gran dignidad; grandes
cosas». Este nombre aparece 12 veces. En Sal 71.21 significa «grandeza»: «Aumentarás
mi grandeza, y volverás a consolarme». GeduÆllah se puede referir también a gran «dignidad» (Est 6.3 bj) y a «grandes cosas» (2 S
7.21).
godel (ld,GO),
«grandeza». Este nombre se encuentra 13 veces. Godel quiere decir «grandeza» en relación con tamaño (Ez 31.7) o con
atributos divinos como poder (Sal 79.11), dignidad (Dt 32.3), majestad (Dt 3.24)
y misericordia (Nm 14.19); también con falsa grandeza de corazón (insolencia; Is
9.9).
migdal (lD;gÒmi),
«lugar fuerte; púlpito de madera». Este nombre, que aparece 49 veces, a menudo
se refiere a una torre o «lugar fuerte» (Gn 11.4–5), aunque también tiene que
ver con un «púlpito de madera»: «Y Esdras el escriba estaba sobre un púlpito [«estrado»
lba] de madera» (Neh 8.4 rvr).
Adjetivo
gadoÆl (l/dG:),
«grande, gran». El adjetivo gadoÆl es la
palabra que más aparece relacionada con el verbo gadal (alrededor de 525 veces). GadoÆl se refiere a las dimensiones de tamaño (Gn 1.21), número (Gn 12.2), poder (Dt
4.37), castigo (Gn 4.13) y valor o importancia (Gn 39.9).
El verbo gadal y su
adjetivo afín gadoÆl pueden usarse para
hacer declaraciones distintivas. En hebreo se puede decir «él es grande» con
solo el verbo o, alternativamente, con el adjetivo gadoÆl y un pronombre como prefijo. En el primer caso se resalta una
condición dada o existente (como en Mal 1.5): «Sea Jehová engrandecido más allá
de los límites de Israel». La segunda construcción anuncia al receptor una nueva
experiencia, como en Is 12.6: «Grande es en medio de ti el Santo de Israel». Se
trata de información que se conocía antes, pero actos divinos recientes hacen
que se vuelva a experimentar. El énfasis está sobre la frescura de la
experiencia.
Otro adjetivo, gadel,
quiere decir «llegar a ser grande; crecer». Este adjetivo verbal se usa 4 veces,
una de ellas en Gn 26.13: «El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se
engrandeció hasta hacerse muy poderoso».
Escoger
Verbo
bajar (rj'B;),
«escoger, hacer una opción». Este verbo se encuentra 170 veces en todo el
Antiguo Testamento. También lo encontramos en arameo, siríaco y asirio. El
vocablo tiene términos paralelos en egipcio, acádico y en las lenguas cananeas.
El primer caso de bajar en la Biblia se encuentra en Gn 6.2: «Tomaron para sí mujeres, escogiendo entre
todas» (rva). A menudo se usa cuando el sujeto es un hombre: «Y escogió Lot para
sí todo el valle del Jordán» (Gn 13.11 lba). En más de la mitad de los casos,
Dios es el sujeto de bajar, como en Nm
16.5: «Jehovah dará a conocer mañana por la mañana a los que son suyos … y a
quien escoja lo hará que se acerque a Él» (rva).
Nehemías 9.7–8 describe cómo Dios «escoge» (elección) a
personas desde Abram: «Tú, eres oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram … e
hiciste un pacto con él». Bajar se usa
30 veces en Deuteronomio y con solo dos excepciones se refiere a que Dios «escogió»
a Israel o algo en la vida de Israel. «Y por cuanto Él amó a tus padres …
escogió a sus descendientes después de ellos» (Dt 4.37). El hecho de ser «escogidos»
por Dios acerca a las personas a una relación más íntima con Él: «Sois hijos del
Señor vuestro Dios … y el Señor te ha escogido para que le seas un pueblo de su
exclusiva posesión de entre los pueblos que están sobre la faz de la tierra» (Dt
14.1–2 lba).
Las «opciones» de Dios formaron la historia de Israel; fue su
«opción» guiarlos en su redención de Egipto (Dt 7.7–8), enviar a Moisés y Aarón
para hacer milagros en Egipto (Sal 105.26–27) y les dio a los levitas «para
bendecir en el nombre del Señor» (Dt 21.5 lba). «Escogió» su heredad (Sal 47.4),
incluyendo Jerusalén, donde moró entre ellos (Dt 12.5; 2 Cr 6.5, 21). Sin
embargo, «ellos escogieron sus propios caminos … yo también escogeré tratarlos
con penurias y traeré sobre ellos lo que temen» (Is 66.3–4 rva). El pacto llamó
a los seres humanos a responder a la elección divina: «Os he puesto delante la
vida y la muerte, la bendición y la maldición, escoge pues la vida» (Dt 30.19;
cf. Jos 24.22).
La versión Septuaginta (griega) traduce bajar mayormente como eklegein, y por medio de su palabra el
concepto teológico importante de la «elección» divina entró al Nuevo Testamento.
El verbo se usa para decirnos cómo Dios o Cristo «escogieron» a hombres para su
servicio, según Lc 6.13 («escogió a doce») o para ser objetos de su gracia: «Nos
escogió en Él desde antes de la fundación del mundo» (Ef 1.4 rva). En Jn 15.16
se expresa la verdad esencial sobre la elección en ambos Testamentos: «Vosotros
no me elegisteis a mí; más bien, yo os elegí a vosotros … para que vuestro fruto
permanezca» (rva).
Nombre
bajéÆr (ryjiB;),
«escogidos». Otro nombre, bajéÆr, se usa
13 veces y siempre acerca de los «escogidos» del Señor: «Saúl, el escogido de
Jehová» (2 S 21.6); «hijos de Jacob, sus escogidos» (1 Cr 16.13).
Espíritu, Hálito
ruÆaj (j'Wr),
«aliento; hálito, aire; viento; brisa; espíritu; coraje; temperamento; Espíritu».
Este nombre tiene cognados en ugarítico, arameo y arábigo. El término se
encuentra unas 378 veces en todos los períodos del hebreo bíblico.
Primero, el vocablo significa «hálito» o «aliento», el «aire»
que se respira. Esta acepción se destaca en Jer 14.6: «Los asnos monteses se
ponen sobre los cerros y aspiran el viento como los chacales» (rva). «Recobrar
el aliento» es revivirse: «Cuando [Sansón] bebió [agua], recobró sus fuerzas [aliento]
y se reanimó» (Jue 15.19 lba). «Quedar sin aliento» es sentir asombro: «Y cuando
la reina de Sabá vió toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,
asimismo la comida de su mesa … se quedó asombrada» (1 R 10.4–5 rvr; «sin
aliento» rva, lba). RuÆaj también puede
referirse a hablar o al «hálito» de la boca: «Por la palabra del Señor fueron
hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca» (Sal
33.6; «soplo» rva; «espíritu» rv; cf. Éx 15.8; Job 4.9; 19.17).
Segundo, el término se usa con un énfasis particular en la
calidad invisible, intangible y fugaz del «aire»: «Acuérdate de que mi vida es
un soplo; mis ojos no volverán a ver el bien» (Job 7.7). A veces ruÆaj puede sugeir falta de propósito o
inutilidad, aun vanidad (vacuidad): «Los profetas serán convertidos en viento,
puesto que la palabra no está en ellos» (Jer 15.13). Las «palabras ventosas»
(Job 16.3 rv) son «palabras vacías» (rvr); de la misma manera en que el «conocimiento
ventoso» es «conocimiento vacío» (Job 15.2; cf. Ec 1.14, 17) «correr tras el
viento» (lba); «aflicción de espíritu» (rva, rv-95). En Pr 11.29 ruÆaj significa «nada»: «El que turba su
casa heredará viento». Este matiz se percibe muy claramente en Ec 5.15–16: «Como
salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá; tal como vino, se irá. Nada
de su duro trabajo llevará en su mano cuando se vaya. Este también es un grave
mal: que de la misma manera que vino, así vuelva. ¿Y de qué le aprovecha
afanarse para el viento?» (rva).
Tercero, ruÆaj significa «viento». En Gn 3.8 el término parece referirse a la brisa suave y
refrescante del atardecer que es muy propia del Oriente Medio: «Oyeron la voz de
Jehovah Dios que se paseaba en el jardín en el fresco [literalmente, «aire» rvr]
del día» (rva). Puede significar un viento fuerte y constante: «Y el Señor hizo
soplar un viento del oriente sobre la tierra todo aquel día y toda aquella noche»
(Éx 10.13 lba). También puede referirse a un viento sumamente fuerte: «Jehovah
hizo soplar un fortísimo viento del occidente» (Éx 10.19 rva). En Jer 4.11 el
término parece referirse a un vendaval o tornado (cf. Os 8.7). Dios es el
Creador (Am 4.13) y soberano Controlador de los vientos (Gn 8.1; Nm 11.31; Jer
10.13).
Cuarto, el viento representa orientación. En Jer 49.36 los
cuatro vientos son los cuatro confines de la tierra, es decir, los cuatro puntos
cardinales: «Sobre Elam traeré los cuatro vientos [gentes de los cuatro puntos
cardinales] de los cuatro extremos del cielo, y los dispersaré en todas las
direcciones. No habrá nación a donde no vayan los desplazados de Elam» (Jer
49.36 rva). Esta misma frase, con el mismo significado, se ha encontrado en
acádico; a decir verdad, la expresión comienza a aparecer en hebreo durante el
período en que se hace más frecuente el contacto con los pueblos de lengua
acádica.
Quinto, ruÆaj a
menudo indica el elemento de vida en el ser humano, su «espíritu» natural: «Y
murió toda carne que se mueve sobre la tierra … Todo lo que tenía aliento de
espíritu de vida en sus narices» (Gn 7.21–22). En estos versículos los animales
tienen «espíritu» (cf. Sal 104.29). Por otro lado, en Pr 16.2 el vocablo parece
significar más que el simple «hálito» de la vida; tal vez el «alma»: «Todo
camino del hombre es limpio en su propia opinión, pero Jehovah es el que examina
los espíritus» (rva; «intenciones» lvp). Por esto, Is 26.9 usa nepesh, «alma», y ruÆaj paralelamente como sinónimos: «Mi
alma te espera en la noche; mientras haya aliento en mí, madrugaré a buscarte» (rva.
El «espíritu» de la persona regresa a Dios (Ec 12.7).
Sexto, con frecuencia se usa ruÆaj para hablar de la mente (intención), disposición o «temperamento»
de alguna persona: «Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de
iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño» (Sal 32.2 rv-95). En Ez 13.3 la
palabra se usa en el sentido de «inclinación»: «¡Ay de los profetas necios que
siguen su propio espíritu y no han visto nada!» (lba; cf. Pr 29.11). RuÆaj puede indicar ciertos estados de
ánimo, como en el caso de Jos 2.11: «Al oír esto, nuestro corazón desfalleció.
No ha quedado más aliento en ninguno a causa de vosotros» (rva; cf. Jos 5.1; Job
15.13). El «temperamento» (mal genio) de una persona es otro uso de ruÆaj: «Si el ánimo del gobernante se
excita contra ti, no abandones tu puesto; porque la serenidad apacigua grandes
ofensas» (Ec 10.4 rva). David oró para que Dios le devolviera «el gozo de tu
salvación, y un espíritu generoso me sustente» (Sal 51.12 rva). En este
versículo, «gozo de salvación» y «espíritu generoso» («libre» rv; «noble» rvr;
rv-95; «de poder» lba) están en paralelo, o sea, son sinónimos. Por tanto, «espíritu»
se refiere al ánimo interior así como «gozo» alude a una emoción interna.
Séptimo, la Biblia habla a menudo acerca del «Espíritu» de
Dios, la tercera persona de la Trinidad. Este es el significado de ruÆaj la primera vez que aparece el
término: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre
la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gn
1.2 rvr). Isaías 63.10–11 y Sal 51.12 hablan específicamente del «Espíritu Santo
o libre».
Octavo, a los seres inmateriales (ángeles) en el cielo se les
llama a veces «espíritus»: «Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y
dijo: Yo le induciré» (1 R 22.21; cf. 1 S 16.14).
Noveno, también se usa «espíritu» para expresar la capacidad
o dotación de alguna persona para cierta tarea o bien la esencia de una de sus
cualidades: «Y Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque
Moisés había puesto sus manos sobre él» (Dt 34.9 rva). Eliseo pidió a Elías una
doble porción de su «espíritu» (2 R 2.9) y lo recibió.
Esplendor
hoÆd (d/h),
«esplendor; majestad, autoridad». Un posible cognado de esta palabra aparece en
arábigo. De las 24 veces que se encuentra este término, 20 tienen que ver con
poesía.
El significado básico de «esplendor y majestad», con sus
aluciones a poder y posición superior, se manifiesta por la forma en que se
aplica a los reyes: «Por tanto, así ha dicho Jehovah acerca de Joacim hijo de
Josías, rey de Judá: No lo lamentarán diciendo: «¡Ay, hermano mío!» y «¡Ay,
hermana mía!» Ni lo lamentarán diciendo: «¡Ay, señor!» y «¡Ay de su esplendor!»»
(Jer 22.18 rva). El mismo significado se destaca en cuanto a Dios: «Del norte
viene un dorado esplendor; alrededor de Dios hay una temible majestad» (Job
37.22 rva).
En muchos casos hoÆd enfoca la acepción de «dignidad» y «esplendor» con matices de poder y posición
superior, pero no al extremo a que lo llevaban los reyes orientales: «Y pondrás
sobre él parte de tu dignidad a fin de que le obedezca toda la congregación de
los hijos de Israel» (Nm 27.20 lba: primera mención del vocablo). Para hablar
del «esplendor» y «dignidad» del olivo, el más deseado y deseable entre los
árboles, se usa hoÆd (Os 14.6; cf. Jue
9.9–15). El porte orgulloso del corcel de guerra y su aparente valor en batalla
motivan a Dios a decir: «El resoplido de su nariz es temible» (Job 39.20 rva).
Todas las veces que se usa el término es para describir un sentimiento de
asombro y de satisfacción de parte del espectador.
Eternidad
>oÆlam (µl;/[),
«eternidad; tiempo muy lejano; perpetuidad; para siempre». Este término tiene
cognados en ugarítico, moabita, fenicio, arameo, arábigo y acádico. Se encuentra
unas 440 veces durante todos los períodos del hebreo bíblico.
Primero, en algunos pasajes el vocablo significa «eternidad»
en el sentido de no estar limitado al presente. En este sentido, leemos en Ec
3.11 que Dios ha limitado al ser humano al tiempo y le ha dado la capacidad de
sobreponerse al tiempo (de recordar el ayer, planificar para el mañana y pensar
en términos abstractos); sin embargo, no le ha dado conocimiento divino: «Todo
lo hizo hermoso en su tiempo; también ha puesto eternidad en el corazón de ellos,
de modo que el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios ha hecho desde el
principio hasta el fin».
Segundo, la palabra quiere decir el «tiempo más remoto» o «tiempo
distante». En 1 Cr 16.36 se dice que Dios es bendito «de eternidad a eternidad»
(rvr; «desde siempre y por siempre» nbe; cf. bla), o sea, desde el pasado más
remoto hasta el futuro más distante. En los pasajes en que Dios es Aquel que se
conoce como el que existió desde antes de la creación, >oÆlam (u >olam) puede
significar: (1) «en el mismo principio»: «Acordaos de las cosas del pasado que
son desde la antigüedad, porque yo soy Dios, y no hay otro. Yo soy Dios, y no
hay nadie semejante a mí» (Is 46.9); o (2) «de la eternidad, desde la
precreación, hasta hoy»: «Acuérdate, oh Jehovah, de tu compasión y de tu
misericordia, que son perpetuas» (Sal 25.6 rva; «eternas» lba). En otros pasajes,
el término significa «desde (en) tiempos antiguos»: «Había gigantes en la tierra
en aquellos días» (Gn 6.4). En Is 42.14 el vocablo se usa en forma hiperbólica
con el concepto de «durante mucho tiempo»: «Por mucho tiempo he callado; he
guardado silencio y me he contenido» (rva). La palabra puede abarcar todo el
tiempo entre el pasado muy remoto y el presente: «Los profetas que vinieron
antes de ti y antes de mí, desde tiempos antiguos, profetizaron» (Jer 28.8 rva).
El término puede significar «hace mucho tiempo»: «Porque desde hace mucho
quebraste tu yugo y rompiste tus coyundas» (Jer 2.20 rva). En Jos 24.2 el
vocablo quiere decir «anteriormente; en tiempos pasados». Se usa la palabra en
Jer 5.15 con la idea de «antiguo»: «He aquí yo traigo sobre vosotros gente de
lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua». Cuando se
usa en forma negativa, >oÆlam (u >olam) puede significar «nunca»: «Hemos
venido a ser como aquellos sobre quienes tú jamãs has señoreado» (Is 63.19 rva). Surgen significados similares cuando el término
se usa sin preposición y en relación genitiva con otro nombre.
Con la proposición >ad,
el vocablo puede indicar «hacia un futuro indefinido»: «No entrará el amonita ni
el moabita en la congregación de Jehovah. Ni aun en la décima generación
entrarán jamãs en la congregación de
Jehovah» (Dt 23.3 rva). La misma construcción puede significar «mientras se
tenga vida»: «Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y
sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre» (1 S 1.22). Esta
construcción preposicional, por tanto, presenta una extensión del tiempo hacia
un futuro indefinido, a partir del tiempo en que se encuentra el interlocutor.
En la mayoría de los casos, >oÆlam (u >olam) aparece con la preposición le. Esta construcción es más
débil y menos dinámica que en el ejemplo anterior, ya que solo se contempla una
«simple duración». La diferencia se hace evidente en 1 R 2.33, donde ambas
construcciones se usan. Le>oÆlam se relaciona con la maldición que se pronuncia contra el difunto Joab y sus
descendientes. La otra frase más dinámica (ad >oÆlam),
en relación con David y sus descendientes, enfatiza la perpetuidad y continuidad
de la presencia de la bendición hasta el «futuro indefinido»: «La sangre de
ellos recaiga sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de sus descendientes,
para siempre [le>oÆlam]. Pero
haya paz de parte de Jehovah para David y sus descendientes, y para su casa y su
trono, por siempre [>ad >oÆlam]» (rva).
En Éx 21.6 la frase le>oÆlam significa «para toda la vida»: «Entonces su amo lo acercará ante los jueces, lo
acercará a la puerta o al poste de la puerta y le horadará la oreja con una
lezna. Y le servirá para siempre». La frase destaca la «continuidad», «precisión»
e «inmutabilidad». Este es el énfasis en la primera vez que se usa la frase en
Gn 3.22: «Ahora, pues, que no alargue su mano, tome también del árbol de la vida,
y coma, y viva para siempre» (rv-95).
El mismo énfasis sobre «simple duración» aparece cuando >oÆlam (u >olam)
se usa en pasajes como Sal 61.8, donde aparece solo: «Entonces cantaré salmos a
tu nombre para siempre, para pagar mis votos día tras día» (rva). En Gn 9.16 el
vocablo (en su modalidad absoluta) quiere decir el «futuro más remoto»: «Cuando
el arco aparezca en las nubes, yo lo veré para acordarme del pacto perpetuo
entre Dios y todo ser viviente». En otros casos, la palabra significa «sin
comienzo, sin fin y en continuidad perpetua»: «Confiad en Jehová perpetuamente,
porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos» (Is 26.4). El plural
de este vocablo está en forma intensiva.
Expiar, Propiciar
Verbo
kapar (rP'K;),
«cubrir, expiar, propiciar, pacificar». Esta raíz se encuentra en todos los
períodos de la historia del lenguaje hebreo. Tal vez lo conocemos mejor por el
término YoÆm Kippur, «Día de Expiación».
Las modalidades verbales aparecen unas 100 veces en la Biblia hebraica. Kapar se encuentra primero en Gn 6.14,
donde se usa en su sentido básico de «cubrir». Dios da a Noé instrucciones,
concernientes al arca, entre otras: «Cúbrela con brea por dentro y por fuera» (rva;
«la embetunarás» rv; «calafatearás» rvr, lba).
Con todo, la mayoría de las veces el vocablo se usa en el
sentido teológico de «cubrir», a menudo con la sangre del holocausto con el fin
de expiar algún pecado. No queda bien claro si este «encubrimiento» esconde el
pecado de la vista de Dios o si implica que, en este proceso, el se limpia el
pecado.
Como era de esperarse, el término aparece con mayor
frecuencia en Levítico que en cualquier otro libro, puesto que este texto trata
de los sacrificios rituales que se hacían para expiar el pecado. Por ejemplo, Lv
4.13–21 ordena traer un novillo a la tienda de reunión como una ofrenda por el
pecado. Después que los ancianos colocaban sus manos sobre el animal (para
transferirle los pecados del pueblo), el novillo se sacrificaba. El sacerdote
entonces introducía una parte de la sangre del novillo a la tienda de reunión y
lo rociaba siete veces delante del velo. Otra porción de sangre se ponía sobre
los cuernos del altar y el resto se derramaba al pie del altar de sacrificios.
La grosura del toro se quemaba en el altar y el novillo debía quemarse fuera del
campamento. Mediante este ritual «el sacerdote hará expiación [kapar]
por ellos, y serán perdonados» (Lv 4.20 rva).
El término «expiación» se encuentra al menos 16 veces en Lv
16, el gran capítulo sobre el Día de Expiación. Antes que todo, el sumo
sacerdote «hacía expiación» por los pecados suyos y de su familia sacrificando
un novillo. Después, se echaba suertes sobre dos machos cabríos, uno de ellos se
enviaba al desierto como expiación (v. 10) y el otro se sacrificaba y su sangre
se rociaba sobre el propiciatorio para la expiación del pueblo (vv. 15–20). El
Día de Expiación se celebraba una sola vez al año. Únicamente en ese día podía
el sumo sacerdote entrar en el Lugar Santísimo del tabernáculo o templo en
representación del pueblo de Israel y hacer propiciación por ellos.
A veces la propiciación por el pecado se hacía sin ofrenda de
sangre o separadamente. Durante el llamado de Isaías en una visión, sus labios
recibieron el toque de una brasa ardiente que uno de los serafines tomó del
altar. Con esto, se le dijo: «Tu pecado está expiado [kapar]»
(Is 6.7 bj; «limpio», nrv; «borrado» bla; «quitado» lvp; «perdonado» rva). En
otro pasaje de las Escrituras dice que que la culpa o iniquidad de Israel sería
«purgada» (rv) por la destrucción de los instrumentos de culto a los ídolos (Is
27.9). Las versiones bj y nbe traducen kapar aquí como «expiar», mientras que la rva, rv-95 y lba lo traducen «perdonar».
Nombre
kapporet (tr,PoK'),
«propiciatorio; trono de gracia». Esta forma sustantiva de kapar se ha traducido en castellano
principalmente como «propiciatorio» (cf. rv en sus diferentes revisiones; lba) y
en la mayoría de las versiones católicas (bbc, bnc, sbh, bj, nbe), aunque
también como «lugar del Perdón» (bla) y «Lugar Santísimo» (lvp). En las
versiones en inglés se usa «trono de gracia», «cubierta», «tapa». Se refiere a
una plancha o cubierta de oro que reposaba encima del arca del testimonio. De
pie y frente a frente sobre la tapa del arca (propiciatorio) había dos
querubines. La plancha de oro representaba el trono de Dios y simbolizaba su
presencia real en el recinto sagrado. En el Día de Expiación, el sumo sacerdote
rociaba sobre el propiciatorio la sangre del holocausto por los pecados, quizás
como símbolo de la aceptación del sacrificio por Dios. De ahí que el kapporet era el punto neurálgico donde
Israel, mediante su sumo sacerdote, podía entrar en la presencia de Dios.
Es más, el propio templo se distinguía de los corredores y
otras estructuras adjuntas a través del nombre «lugar del trono de gracia» (kapporet)
(cf. 1 Cr 28.11). La Septuaginta traduce kapporet como hilasterion («propiciatorio»).
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